20/07/2025
01:08 PM

Unah, ¿quiénes deben ser las autoridades?

Víctor Ramos

La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) está sumergida en una crisis institucional desde que Ramos Soto, con el respaldo del general Álvarez Martínez, se apoderó de la conducción del alma mater. Desde entonces, en la Unah, la selección de los rectores, los decanos y los directores de centros ocurrió de manera tormentosa, pues los procesos electorales eran una farsa porque quienes decidían, con excepción de la Facultad de Medicina, era un grupo fascistoide conocido como la Mancha Brava, constituido por militantes del Fuud, que imponían su voluntad en las urnas con el concurso de garrotes, pistolas y metralletas. La paridad en el gobierno estudiantil se había convertido en una escuela de corrupción porque los delegados estudiantiles a los colegios electorales que escogían a las autoridades de las facultades eran sobornados por sumas fuertes de dinero y de canonjías en sus estudios, tales como regalo de notas y empleo en la Unah al egresar. Un decano de la Facultad de Ciencias Médicas me confesó, sin asomo de vergüenza, que cada fin de mes llegaban los diez electores estudiantiles que lo habían elegido a cobrar mensualmente los mil lempiras que él prometió a cada uno a cambio de que lo eligieran. Esta es la Unah que hemos tenido, una institución que en vez de conducir a los muchachos por la senda de la decencia y el patriotismo los convirtieron en mequetrefes con precio.

Luego de que doña Julieta terminara sus dos períodos como rectora, no se realizaron los mecanismos señalados por la Ley Orgánica de la Unah para escoger al sucesor. Por eso, desde hace unos cinco años, la Unah no ha podido seleccionar a sus legítimas autoridades porque las transitorias se negaron a la realización de las elecciones estudiantiles, con el fin de evitar la constitución legal del Consejo Universitario por falta de una representación estudiantil legítima.

Este año se han realizado, gracias a la presión estudiantil, las elecciones para escoger a sus legítimos representantes ante los organismos de gobierno de la Unah, y no quedan excusas para emprender el procedimiento destinado a escoger a las autoridades legítimas.

Sin embargo, vemos que al iniciar las acciones para nombrar los sucesores, se han sucedido muchos actos truculentos que nos llevan a pensar que la elección volverá a ser, como siempre, una farsa: han deslegitimado a aspirantes a la Junta de Dirección de la Universidad –órgano que hará escogencia de las autoridades universitarias-, sin que se dé explicación a quienes son objeto de exclusión. Se ha convocado a la selección de los miembros de la Junta en el Consejo Universitario sin el cumplimiento del requisito que manda la ley de tener un reglamento que regule el proceso.

El jueves 27 de octubre hubo un intento de sesión del Consejo Universitario para nombrar los miembros de la Junta de Dirección; algunos de los candidatos autopropuestos son antiguos miembros de la Junta nombrados de manera ilegal, como ocurre con las autoridades actuales que fueron investidas por un Consejo Universitario que carecía de legitimidad por no tener los representantes estudiantiles y por estar integrado por decanos y directores escogidos de manera irregular. La sesión intentaron llevarla a cabo a puertas cerradas, con los portones de acceso encadenados y protegidos por varios miembros de la seguridad que impidieron el acceso de los representantes legítimos de los estudiantes.

Varias asambleas estudiantiles de facultades repudiaron los intentos de las actuales autoridades de perpetuarse en el cargo. La razón para este rechazo es que la Universidad se ha mantenido en el atraso, con una enseñanza escolástica, con una ausencia casi total de investigación científica y con un sistema que impide a gran parte de los jóvenes, sobre todo los de extracción humilde, el ingreso a la Unah, pero que son acogidos por las universidades privadas.

Las autoridades universitarias no deben ser electas sino que, ipso facto, debe escogerse al candidato que presente el mejor currículo y el mejor plan de trabajo para recuperar el prestigio del que gozó la Unah por muchas décadas. Pero como la Unah ahora no está en la capacidad para escoger de manera imparcial a sus autoridades, es deber del Congreso Nacional intervenir para que las nuevas autoridades sean el resultado de un proceso transparente, libre de triquiñuelas y del predominio de intereses personales y de sectarismo político. En esta escogencia debe privar el criterio académico que es lo que merece la Unah y Honduras.

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