29/03/2024
08:52 AM

Un fraude electoral anunciado

Andrés Oppenheimer

La campaña oficial para las elecciones regionales y locales del 21 de noviembre en Venezuela recién empieza, pero ya les puedo anticipar el resultado: salvo un muy improbable acuerdo en las negociaciones que están teniendo lugar en México para que el gobierno permita una competencia más justa, la dictadura de Venezuela anunciará una victoria aplastante en la noche de las elecciones. La pregunta es si este nuevo intento del gobernante Nicolás Maduro para legitimar su régimen será validado por las misiones internacionales que observen la elección . La Unión Europea, Naciones Unidas y el Centro Carter, entre otros, han anunciado que enviarán misiones para observar las elecciones. Pero hay muchos temores en círculos opositores de que algunas de estas misiones puedan darle a Maduro una gran victoria propagandística si emiten una declaración sobre las elecciones poco después de la votación que solo se refiera al recuento de votos, en lugar de evaluar todo el proceso electoral desde meses antes. El fraude probablemente no se dé tanto en las urnas como en las condiciones desiguales del proceso. Cuando le pregunté al líder opositor Juan Guaidó en una entrevista telefónica si existen condiciones para una elección libre, respondió que “hoy, no hay condiciones”.

Guaidó, reconocido por Estados Unidos y varios otros países como presidente interino luego del fraude electoral de Maduro en 2018, me recordó que el tribunal electoral de Venezuela todavía está controlado por Maduro, los partidos de oposición más grandes han sido intervenidos por el gobierno, cientos de candidatos de la oposición han sido inhabilitados, hay presos políticos y la oposición tiene poco acceso a los medios. “El 21 de noviembre puede ser una opción para los venezolanos movilizarse y organizarse”, me dijo Guaidó. “Vivimos en una dictadura, y debemos buscar espacios seguros para manifestarnos”. Agregó que “el 85% de los venezolanos rechazan a Maduro, pero en años anteriores hemos protestado y nos asesinan, hemos fundado partidos políticos y los ilegalizan. Entonces, hay que aprovechar cualquier espacio de movilización”. Cuando le pregunté si teme que las misiones electorales de la UE, ONU y Centro Carter ayuden a legitimar una elección fraudulenta, Guaidó dijo que espera que se focalicen en todo el proceso electoral, más que en lo que ocurra el día de las elecciones. De lo contrario, será “turismo electoral”, que deslegitimará estas misiones, agregó. Existe temor en la oposición de que el Alto Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el político del Partido Socialista español Josep Borrell, pueda validar una victoria fraudulenta de Maduro.

Borrell hizo caso omiso de un informe interno de su propio equipo técnico que recomendaba no enviar observadores a Venezuela. Mandar una misión electoral a Venezuela “probablemente tendrá un impacto adverso en la reputación y credibilidad de la UE y legitimará indirectamente el proceso electoral de Venezuela”. La misión de la UE, de más de 70 miembros, está encabezada por Isabel Santos, una política del Partido Socialista portugués. Santos dijo que su misión no enviará observadores al estado de Amazonas “por razones de seguridad”. Jennie Lincoln, directora de la misión de seis personas del Centro Carter a Venezuela, me dijo que su grupo se enfocará en las condiciones pre y poselectorales. “Analizaremos todo el proceso, incluidas las descalificaciones de candidatos y partidos por parte del gobierno, y las restricciones al acceso de la oposición a los medios de comunicación”, me dijo Lincoln. Si eso es lo que harán las misiones internacionales, podría ser algo positivo para exponer al mundo el fraude Maduro, y presionarlo a que - si quiere una validación externa - permita elecciones presidenciales libres y justas en 2024.

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