28/03/2024
12:08 AM

Tensión permanente

Sergio Banegas

Las relaciones entre Estados Unidos y China se encuentran en tensión permanente; no hay tregua en esta nueva guerra fría que se pretende adjudicar la hegemonía global a través de la economía global.

El siglo pasado la confrontación fue de tipo ideológico con la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (por sus siglas URSS, ahora Rusia), ahora el escenario no es en el campo de las ideas políticas sino de acciones y flujos comerciales que mueven los hilos de la riqueza mundial.

Esa confrontación no implica que las relaciones entre ambos estén rotas; al contrario, son socios comerciales y económicos de primer orden, pero desde hace años las noticias que llegan ratifican una creciente tensión geopolítica en medio de una rivalidad planetaria, y el mundo se anticipa con preocupación al posible momento en que las dos principales potencias económicas entren en un conflicto abierto.

Es interesante recordar que de la mano del “socialismo con características chinas” que se aceleró en las décadas de 1980 y 1990, el gigante asiático dio un verdadero salto: la economía china llegó en 2010 a ser la segunda en el mundo, solo superada por Estados Unidos; y en ese período casi 800 millones de sus habitantes dejaron de ser pobres, según destaca regularmente el gobierno en base a umbrales de pobreza establecidos por el Banco Mundial (menos de US$ 1,9 al día).

Y aún más, según estimaciones de especialistas, al final de esta década China finalmente puede superar a Estados Unidos y convertirse en la mayor economía del mundo, así que como se puede advertir, es como una carrera sin frenos donde dos corceles poderosos tratan de superarse uno al otro para obtener el pedazo más grande del pastel financiero.

Por su parte, Estados Unidos mantiene relaciones estrechas de tipo comercial y acuerdos militares con gran parte de los países que rodean a China en el Pacífico -Japón, Corea del Sur, Filipinas y Vietnam, entre otros- además de Taiwán, y compite por mercados y posiciones económicas en otras áreas donde China actúa con fuerza, como América Latina y África.

Así, el resto del mundo parece ser el botín de guerra, el premio mayor de una ofensiva comercial sin respiro que nos deja en medio del fuego cruzado que devora las débiles economías como las nuestras.