El clima de la temperatura ambiente es descomunal, los calores son insoportables. Uno de los factores que inciden en semejantes niveles es el cambio climático. En este respecto, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), define al cambio climático como el “... atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables...”.
Es evidente que en las décadas recientes, las modificaciones en el clima han causado impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y océanos, Honduras por supuesto no es la excepción, las estaciones secas son cada vez más secas y ello genera un impacto medio ambiental profundo.
Se advierte que el cambio climático es un factor de riesgo para el éxito de las acciones encaminadas a la reducción de la pobreza, para la seguridad alimentaria, la salud pública, la educación, y en general para el desarrollo humano; elementos que de no atenderse aumentan la vulnerabilidad de la población hondureña que de por sí, ya sufre flagelos dolorosos y de antaño.
La ubicación geográfica de Honduras, sus condiciones climáticas y orográficas contribuyen a que su territorio esté expuesto a sucesos hidrometeorológicos extremos con efectos graves, principalmente, en las zonas costeras, áreas inundables y laderas de montaña. Además, las expectativas son de que el cambio climático propiciará la disminución en la humedad de los suelos, lo que, a su vez, conducirá a una intensificación de los procesos de desertificación y degradación de los mismos, con el consecuente descenso en la productividad agrícola.
Así que no es solamente quejarnos al expresar: que calor y recetarse una piña colada a la sombra de una palmera... es identificar acciones concretas que como ciudadanos, Estado, y sociedad en general debemos acordar e implementar para disminuir en lo posible el impacto brutal de tal descomposición ambiental.
