El 15 de septiembre es exhibicionismo, luto e historia por su forma tradicional de celebrarlo por las instituciones de educación, en especial la del nivel colegial, donde lo más demostrativo son las “piernudas” palillonas con sus exóticos trajes y lo más llamativos para la mayoría de los asistentes a los desfiles y las marchas con música popular actualizada y ritmos, con ridículos movimientos.
La mayoría de los estudiantes y docentes desconocen el verdadero motivo de esta celebración del 202 aniversario de independencia.
Pues la historia narra que un 15 de septiembre de 1821, Honduras obtuvo su “libertad”, luego de librarse del virreinato de la Nueva España durante casi 300 años y así nace la lucha por la utópica independencia al unirse con: Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, una Federación que terminó con dominio español y es José Cecilio del Valle quien firma la llamada Acta de la Independencia.
Y el dato nostálgico, para Centroamérica, cuando el archivo de la historia recuerda que un 15 de septiembre de 1842, “el paladín” centroamericano, José Francisco Morazán Quesada, muere fusilado en San José, Costa Rica, junto a uno de sus mejores amigos, el también general Vicente Villaseñor.
La “justicia” injusta, pues ese juicio estaba compuesto por un militar, un sacerdote, un doctor y dos civiles españoles que condenaron “al soñador” de la Centroamérica unida.
El testamento de Morazán, lo calificó de asesinato, y aún así, declaró que no tenía enemigos ni el menor rencor para sus asesinos y los perdonó.
Afirmando “declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo” y las últimas palabras expresadas a Villaseñor en el paredón de la muerte. “Querido amigo, la posteridad nos hará justicia” y se persignó. Los estudiantes y docentes deben de estudiar más la historia de un país llamado Honduras.