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02:43 PM

Seguimos ahí

  • 05 enero 2025 /
Emy James

En cuanto nos damos cuenta de que nuestro entorno, nuestro mundo e incluso el universo mismo está determinado por nuestros pensamientos, podemos comenzar a relajarnos.

Joseph Nguyen en su famoso libro: “No te creas todo lo que piensas”, nos recuerda lo natural que son los pensamientos y lo poco natural que es rumiar sobre los mismos.

Una de las tareas de la mente (aparte de mantenernos engañados) es proponer pensamientos, toda clase de ellos. En esto no tenemos tanto control como quisiéramos. Nuestra tarea es decidir a cuáles de ellos le prestamos atención y serán precisamente estos los que se la pasarán revoloteando nuestra cabeza.

Cuando reflexionamos sobre esto y cambiamos de perspectiva, automáticamente nos encaminamos a sentirnos mejor . Una mente que piensa en exceso es algo así como una computadora jaqueada, quedamos a merced de ella.

Y bueno, los psicólogos evolutivos nos están diciendo que es totalmente normal que los principales pensamientos que experimentamos tengan una connotación negativa y desagradable. Que actuemos de una manera pesimista, defensiva y agresiva es la herencia que hemos recibido de nuestros primeros padres, aquellos que se vieron en la necesidad de no esperar grandes cosas, que estaban obligados a defenderse y no tenían otra opción que ser agresivos en un ambiente que lo pedía a gritos. Y es por esto por lo que pensamos como lo hacemos. Estamos diseñados para hacer frente a un mundo hostil y así nos comportamos, aún si ya no estamos a obligados a escondernos de los grandes depredadores, a correr por nuestras vidas en medio de la selva y refugiarnos del inclemente clima. Para la parte más primitiva de nuestro cerebro, seguimos ahí.

Esta es información no solo interesante, sino también importante porque en cuanto nos enteramos de que las cosas no son tan malas como nos empeñamos en creer, podemos hacerles frente de una mejor manera.

Claro que esta no es una tarea sencilla ni mucho menos, millones de años funcionando como lo hemos hecho no se disiparán en unos minutos. Aprender cómo estamos hechos es importante, al igual que desaprender un montón de certezas con las que venimos cargando desde siempre.

Entonces, cuando estemos convencidos de que nuestro entorno, el mundo y el universo apestan, probemos cambiar la manera en que estamos pensando acerca de ellos y seguro que ellos cambian también.