“Lo que la oruga llama el fin, el resto del mundo le llama mariposa”: Lao Tzu.
Según un informe del programa de Naciones Unidas, la pandemia de coronavirus hizo retroceder desde el año 1990 el desarrollo humano global, pero estamos por iniciar un nuevo año según el calendario gregoriano, por el papa Gregorio XIII, y el calendario hebreo hace su celebración en septiembre u octubre con la fiesta de Rosh Hashanah. Lo trascendental es que podamos iniciar este nuevo año logrando una actitud de gratitud. Según estudios científicos realizados por el Dr. Robert Emmons, el vivir agradecido no solo reduce el estrés, depresión, sino que disminuye la presión arterial y desacelera el proceso de envejecimiento. Comprométase a estar en un mejor estado físico, busque el hábito generando una conducta que lo llevará a su destino.
Fortalezca relaciones sanas, que añadan valor a la vida, trate de descansar y dormir lo suficiente, esto favorece los riesgos de ataques cardíacos; dedíquese a aprender y que sea un hábito y parte como cultura de vida, y fortalezca su relación íntima consigo mismo y con Dios.
Estamos aprendiendo a discernir los tiempos perfectos. El Señor nos mantiene en disciplina para estar preparados para lo que viene. Esta es la temporada de gracia, cada temporada tiene un principio y fin. Hemos vivido un tiempo de guerra con enemigos como este virus y sus efectos colaterales.
Para recibir el nuevo año y siempre en un ciclo debemos estar dispuestos a decir como el rey David: “Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará, quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera”: Salmo 37:5,7. NTV.
Viene una temporada nueva, algo que nunca ha existido; unidos podemos marcar la diferencia y decimos bienvenido a este nuevo año deseando éxitos en todo.
