19/12/2025
11:29 PM

Quiero ser como mi papá

Salomón Melgares Jr.

Buscando un video sobre Steve Irwin, más conocido como el cazador de cocodrilos, me encontré un video de su hija, Bindi, todavía siendo una niña muy pequeña, en el que se le preguntaba lo que quería ser cuando fuera grande. Su respuesta fue esta: quiero ser como mi papá.

Estas palabras traen a mi mente esa relación especial que existe entre el padre y el hijo. Topo Gigio, el famoso ratoncito de la televisión, lo cantaba así: “Yo quiero ser como mi papá. Me haré un bigote con la crema de rasurar. Su corbata y sus zapatos me pondré, sí, sí, y me iré como él a trabajar.

Como mi papá… qué lindo sería parecerme a mi papá”. Desde la perspectiva bíblica, esto no cambia. Jesús lo confirma al introducir el término “padre” para referirse a Dios. Esto se ve claramente en el pasaje bíblico que lleva por título “Jesús y la oración” (Mateo 6:5-15). Jesús dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos…” (v. 9).

También se ve claro a través de los versículos que hablan sobre la adopción divina: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1); “Pero aquellos que la aceptaron y creyeron en ella (la Palabra), llegaron a ser hijos de Dios” (Juan 1:12 TLA).

Sin embargo, en lo real, parece que seguimos viendo a Dios más como un policía o como un juez que como un padre abnegado en su función protectora y afectiva.
“Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre”, dice Santiago (v. 1:17 NTV).

Pero nosotros parece que lo invertimos con nuestras quejas: “¿Por qué Dios me hace esto?” ¡No nos dejemos engañar! Dios no es policía, juez, villano o enemigo: ¡es un Padre! ¡Y qué lindo sería que lo entendamos bien y que busquemos día con día parecernos a nuestro Papá!