24/04/2024
03:04 PM

No estaba planeado, pero...

Salomón Melgares Jr.

Hace poco escuché una letra que casi me hizo derramar una lágrima. El niño desde el cielo les decía a sus padres: “Lo entiendo, pero desearía haber tenido la oportunidad. Nunca sentiré el toque de las manos o caminar por la arena. Sé que no estaba planeado, pero...”.

La relación con lo que está sucediendo actualmente con respecto al aborto es notoria. Y también dan ganas de llorar.

De acuerdo con una estadística reciente, cada año se provocan cerca de 73 millones de abortos en todo el mundo. De esos abortos, 61% fueron de embarazos no deseados. Y usted se preguntará: ¿por qué no deseados? La respuesta nos la da la psicóloga T. Gallego: “Muchas adolescentes —y mujeres en general— optan por un aborto inducido porque quedan embarazadas debido a un error de cálculo en sus días de fertilidad, a la no responsabilidad de cuidarse, a que las medidas de protección no hicieron efecto o simplemente porque no se tomó real conciencia de lo que conlleva el tener relaciones sexuales”.

En la Biblia hay un pasaje que, a mi juicio, puede corresponderse con esto. Ahí, Dios le pide al profeta que le diga al pueblo: “Ustedes... han cometido el peor de los males: Han llenado de pecado este templo, que es mi casa, al poner allí sus ídolos asquerosos. Les juro que así es. Para colmo... sobre el altar quemaron a sus hijos y a sus hijas. Pero eso es algo que jamás les ordené y ni siquiera se me ocurrió. Por eso, vienen días en que ese lugar no se llamará más santuario..., sino Valle de la Matanza” (Jeremías 7:30-34 TLA).

Querido lector, el aborto debido a un embarazo no deseado es, precisamente, eso: “quemar al hijo o a la hija sobre el altar del dios sexo”. No dejemos, pues, que este dios falso nos diga lo que tenemos que hacer. Él no quiere lo mejor para nosotros. ¡Tomemos real conciencia!