08/05/2024
11:47 AM

Luis Suazo y política exterior

Juan Ramón Martínez

De todas las críticas hechas a la reacción del Gobierno a una iniciativa de senadores de los Estados Unidos, la más insustancial es la referida a la participación de Luis Suazo, embajador en Washington. En lo formal, no dijo nada singular. Repitió lo que sabemos: que algunos fiscales –en un caso concreto que generalizo– retienen pruebas, no las comunican a la defensa, con el fin de ganar como sea posible. En lo diplomático, todavía, la mayoría de los críticos no entienden que la política exterior no es más que la proyección de la política interior. De allí que su presencia es discutible; pero no es extraña.

A mi juicio, Luis Suazo no debió haber ido al Congreso y, menos, hablar allí. Tampoco conversar con Renato Álvarez porque, según un principio de los diplomáticos nacionales, los embajadores no deben contestar a los periodistas, menos a los inferiores. Y Renato Álvarez, como yo y todos los demás, inferiores a los que no nos deben dirigir la palabra siquiera. En el Congreso, al margen de una respuesta que me pareció tácticamente nerviosa e inconsecuente, creo que el presidente Hernández no debió pronunciar tan largo discurso porque al hacerlo abandonó, que no debió abandonar, su condición de primer mandatario de una nación, que, al margen de sus debilidades, formalmente es igual que los Estados Unidos.

Biden no se ha referido al asunto, en consecuencia, JOH no debió responder. Bueno, pero aquí se hace cualquier cosa, y todo es válido; pero la verdad es que quien debió estar allí y tomar el liderazgo, en el caso de que se hubiera considerado tácticamente una respuesta, debió ser el canciller.

El problema de todos los análisis es que incurren en un error. La presentación en el Congreso Nacional –sin la presencia de Oliva, cosa que llamó la atención y que pocos echaron en falta, perdiendo la oportunidad de un sabroso análisis de las relaciones internas en el Partido Nacional– no forma parte de la política exterior de Honduras. Tampoco fue una respuesta a las iniciativas amenazantes de senadores de los Estados Unidos.

Fue un mensaje dirigido a los hondureños, un acto político en favor del PN, por ello es que vino Suazo de Washington y dijo lo que dijo. Si hubiese sido una respuesta a la iniciativa de los políticos de Estados Unidos que no le guardan simpatía a JOH, la conferencia de prensa habría sido de Suazo, embajador nuestro allá, en Washington, defendiendo al Gobierno que representa. Y, usando los mismos argumentos incluso que se usaron aquí para consumo interno, pero no, porque la iniciativa en Washington no tiene mayor importancia. Cosa contraria en Honduras, donde la dependencia mental de los hondureños hacia los políticos estadounidenses nos ha trasformado en unos verdaderos colonizados, herodianos incorregibles.

Al extremo que no diferenciamos a las personas de las instituciones y pasamos por alto que, al margen de las virtudes, defectos o delitos –cosa que no se ha comprobado más allá de los rumores y las declaraciones exaltadas de sus enemigos– es el titular del Ejecutivo hondureño, el presidente de la nación, y, en consecuente, el más alto representante de todos. Que cuando le ofenden, nos ofenden a todos, por ello con facilidad han llegado estos compatriotas ansiosos de sacarlo del poder, que no pudiendo hacerlo piden a gritos la intervención externa en nuestros asuntos. Olvidan que somos nosotros los que, por medio de los votos, le dejaremos sin empleo el 27 de enero de 2022, no los gringos, ni nadie, solo nosotros. De allí que, repito, esto no es política exterior, es simple política interna.