Leí sobre él en un artículo hace muchos años, el entrenador del gimnasio lo recomendaba, las celebridades que admiro lo practican, los libros de autoayuda lo mencionan cada vez más seguido... el ayuno intermitente es un gran aliado, eso ha sido claro; pero no fue hasta que leí el trabajo del premio Nobel de Medicina 2016 que entendí por qué funciona tan bien.
Yoshiro Ohsumi, continuando con los estudios y hallazgos de sus predecesores en este campo, descubrió cómo nuestro organismo en su magnífica sabiduría se “come” sus propios desperdicios para renovarse. Y para que este proceso natural, que a su vez es preventivo de males, pueda llevarse a cabo es importante ayunar, ya que mientras nuestro sistema digestivo “descansa”, el cuerpo se deshace de proteínas defectuosas y componentes “vencidos”.
Esto que se lee tan sencillo tiene efectos beneficiosos como reducir la grasa abdominal, administrar mejor la glucosa, reducir la inflamación. Y si tenemos en cuenta que la inflamación en general está directamente relacionada con dolor en las articulaciones, problemas digestivos y de tránsito intestinal...
Pero también a nivel psicológico esto es positivo, ya que al dejar de comer por varias horas desarrollamos o fortalecemos la fuerza de voluntad, no nos perdemos en la gratificación instantánea, pensamos con mayor claridad y nos concentramos mejor.
En cambio, cuando comemos y comemos sin darle espacio a nuestro organismo de limpiarse a sí mismo, subimos de peso, nos inflamamos, nos enfermamos.
Nos dice el mencionado biólogo japonés que “cuando la autofagia falla, las moléculas tóxicas aumentan, así como las probabilidades de aparición de enfermedades serias”.
Lo que los expertos recomiendan es comenzar poco a poco, hasta que el cuerpo se adapte.
Una forma de hacerlo es asegurándonos de que nuestra última comida sea; por ejemplo, a las 6:00 pm y nuestro desayuno del día siguiente no sea antes de las 7:00 am.
Entonces comenzamos con 12 horas, luego aumentamos a 14 y después a 16. Podríamos agregar a la sugerencia de los entendidos, la de los comerciales; antes que nada “consulte a su médico”. Sobre todo cuando ya se tiene algún padecimiento. El ayuno intermitente, me parece a mí, es un preventivo, pero no perdemos nada con consultar a nuestro galeno de cabecera.
La OMS en uno de sus artículos más recientes ha dicho que hasta 50% de muertes por dichas enfermedades serias podrían prevenirse mejorando los hábitos.
Y si lo analizamos un momento, la prevención no es algo inalcanzable y misterioso, tampoco es una fórmula mágica y desconocida.
Prevenimos con cada pequeña decisión, de esas que tomamos a diario.