El periodista español Sanllorente, que tras un viaje a la India fundó una ONG en favor de los niños de los arrabales de Bombay, dice “que ser feliz es más fácil de lo que nos lo pintan” y que “un porcentaje importante de nuestras angustias son cárceles que hemos construido nosotros mismos, y somos nosotros los que podemos encontrar la llave para salir de ellas”.
Caram, una monja contemplativa del convento de las Dominicas de Manresa (Barcelona) que ha puesto en marcha una ONG para atender a los niños en la región argentina de Tucumán, también argumentó que “el secreto de la felicidad está más en dar que en recibir”.
La palabra entusiasmo proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí. La persona entusiasta o entusiasmada es guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que la rodea y hacer que ocurrieran cosas.
Solo las personas entusiastas son capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano. Es necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver los problemas que se presentan y pasar a una nueva situación.
La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en sí misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea. Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo (Leonismo argentino).
A pesar de la situación crítica que estamos viviendo con el covid 19, bien podríamos luchar por ser entusiastas a tal grado de producir actos positivos que hagan diferencia en nuestros hogares y en nuestros trabajos. Seríamos capaces de cambiar nuestras costumbres y nuestras acciones a tal grado de convertirnos en personas optimistas y serviciales. Y sobre todo irradiar felicidad. Así sea...