¡Perdón, madre tierra! Es una expresión que los 7,900 millones de habitantes que residimos en este hermoso planeta azul debemos gritar por tanto daño que se le ha hecho y se le hace los 365 días del año, y que este 22 de abril es una fecha de arrepentimiento en su 52 aniversario, ya que desde 1970 fue declarada mundialmente.
La tierra es nuestro hogar que nos ve nacer, crecer y también morir, nos quita el hambre y la sed. Y no importando su origen, edad, religión y peor posición económica, pues es una madre abnegada, responsable y bondadosa.
Pero la madre tierra no solamente está alterada, sino también preocupada, resentida y acelerada por los malos tratos que recibe de sus hijos desconsiderados y malagradecidos que le han contaminado y recalentado el aire y el agua y, ahora, se le ha alterado la presión y sus venas parecieran reventarse debido al recalentamiento global que le ha descontrolado su cambio climático.
Desde el siglo XIX, nuestro planeta ha experimentado un incremento en la temperatura de 1°C. Los científicos concuerdan en que deberíamos mantener un promedio de incremento en la temperatura inferior a los 2°C. Lo cierto es que, aun teniendo un alza tan pequeña, el aumento de la temperatura del planeta en un futuro relativamente cercano será peor.
Debido a la desmedida generación de gases de efecto invernadero, producto de la masificación de la industrialización de las grandes potencias del mundo, que mantienen respirando dióxido de carbono y envenenando a todos los seres vivos, empezando por la especie humana.
E igual los “criminales del bosque”, que han cometido 84 incendios forestales, dejando un promedio de 62,000 hectáreas quemadas de bosques en lo que va del año 2023 en un país llamado Honduras.
