En su revista anual, la Iglesia brinda la oportunidad para lograr mejores condiciones y actitudes en el núcleo familiar y en las relaciones conyugales. La promoción de la justicia y la solidaridad en la realidad familiar conlleva al compromiso con la sociedad. Esto nos compromete a todos, al Gobierno y a las fuerzas vivas . Particularmente asumida por los pastores desde la dimensión espiritual y moral. Resumo con breves líneas las ideas principales de la revista. La familia que fomenta la virtud de la justicia. Con este título se invita a invocar a Dios con amor e implorar su ayuda para que en la familia se fortalezca la unidad, paz y el amor. La familia constructora de una sociedad justa. Con este lema se desea ver a la familia, en cuanto célula fundamental del organismo social, como “el único espacio donde nos sentimos confiados, plenos; el refugio donde nos aceptan y festejan por lo que somos. La familia nos cobija, apoya nos ama y respeta”.
La familia cristiana promotora de la solidaridad. Con esta consigna se exhorta a que “lejos de encerrarse en sí misma, debe abrirse a las demás familias y a la sociedad, asumiendo su función social. Que nuestra familia sea el lugar propicio en donde se forjen los hombres y mujeres que la sociedad exige y los cristianos santos que la iglesia necesita”.
Viviendo la solidaridad en la familia. Finalmente, se invita a comprender que su lucha diaria “en la formación de los hijos, pasa por crear el hábito de la compasión, la solidaridad y desembocar en una generosidad que brote del corazón y también una generosidad espiritual en oración y cercanía con Dios”.
Para no quedar embelesados en estas hermosas ideas quiero indicar un fruto espiritual de uno de mis momentos de oración y meditación, que puede ayudar a más de algún cónyuge que desee superar el desaliento o la apatía, que pudiera producirle la propuesta pastoral de la iglesia. Consiste en lo siguiente: considerar que el Señor Jesucristo, en su infinita misericordia, desea reinar en la relación y convivencia conyugal, amándole a él será posible que se movilicen las energías internas que hagan realidad las virtudes aquí expuestas: la justicia y la solidaridad.