Después del Covid hubo una recuperación de los diferentes sectores, algunos con un crecimiento acelerado.
Como la historia demuestra, después de la plaga de Justiniano, Peste Negra, y Primera Guerra Mundial, las conductas humanas no cambian y reaccionan con rebeldía ante las tragedias. Por tanto, una industria turística que crecía pujantemente antes de la pandemia recuperó su volumen y su ritmo de crecimiento.
La atención de cruceros es un rubro bastante específico. Tiene una barrera de entrada considerable, pero a su vez es más un turismo de masas que no deja un elevado valor agregado (por ejemplo, poco impacto hotelero). Sin embargo, para destinos menos desarrollados es de gran conveniencia, ya que permite darles exposición y construir una infraestructura de atención.
Destinos tradicionales los están limitando (Key West, Caimán, Venecia), pues con un desarrollo turístico pleno este mercado puede ser menos deseable. Los impactos ambientales, las limitaciones de espacio, el menor gasto por turista y la estacionalidad pueden afectar el interés de un puerto por atender este sector.
Además del crecimiento del rubro, se necesitan más puertos de cruceros para sustituir parcialmente los actuales. En el Caribe (el mayor mercado de cruceros del mundo), hay déficit de puertos por limitaciones geográficas. Roatán es frágil, y si se quiere mantener su sostenibilidad, habría que distribuir mejor el desarrollo en la isla (como ser otro puerto cerca de Oak Ridge).
Al irse posicionando la isla, y densificándose su parte oeste, el puerto de Coxen Hole se debería trasladar o clausurar a largo plazo.
La curva de crecimiento en la isla es estable, pero con un límite máximo aproximado de 15,000 desembarcos diarios; esto se debe evitar por los desafíos de infraestructura vial, ecología y saneamiento.