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¡La avaricia!

  • 16 agosto 2022 /

“La avaricia es, sin duda, uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda”: Franz Kafka.

Todo deseo desordenado, el afán de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor es con la intención de atesorarlos para uno mismo.

Las personas avaras alimentan su avaricia por el miedo, son personas que creen que todo lo tienen por sí mismos, la culpa dice te debo, la ira dice tú me debes a mí; pero la avaricia dice yo me debo a mí mismo.

La avaricia tiene una sintomatología muy evidente; entre ella, la insatisfacción, lo cual genera, primero, la ingratitud, no importa lo que la persona posea, siempre quiere más, se pone a dar excusas para no dar a los demás y solo vela por él mismo, siempre quiere más en calidad y cantidad.

Segundo: la ingratitud nunca reconoce que lo que es y tiene se lo atribuye a él mismo, lo que surge siempre son de sus labios murmuraciones y reclamos.

Tercero: tiene la dificultad para repartir sus bienes, son personas que la alegría de dar parece ser menor que la de recibir. Cuarto: la acumulación excesiva de riquezas, esto evidencia la pobreza material negativa en la sociedad, hoy siempre el rico se hace más rico y el pobre más pobre.

Jesucristo expuso sobre la avaricia “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”, Lucas 12:15 RVR60.

Es buena la planificación disciplinada, pero el rico pensó que la abundancia de bienes le aseguraría una abundancia de tiempo, pero eso no es así, en la práctica el mismo día que él decidió conservarlo todo para sí, lo perdió todo por ello.

Es bueno tener cosas para sí, pero el no ser generoso es un peligro. Todos necesitamos hacernos un examen de conciencia y ver si no estamos contaminados por el virus de la avaricia.