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Fábrica de pobres

  • 25 agosto 2023 /

Recientemente, el director del Fosdeh expresó que 7 de cada 10 hondureños viven en condición de pobreza. Peor aún, dijo: “... nos hemos convertido en una fábrica de pobres”.

Qué dolorosa expresión.

Esa es nuestra historia, antes éramos pobres, ahora somos miserables. Nunca hemos tenido los políticos ideales para tomar las mejores decisiones. El partidismo y las ideologías han estado por encima de la lógica y la inteligencia.

En contraparte a la pobreza nacionalizada, el publicitar las vidas de derroche y ostentación de los ricos y famosos es negocio en los medios. Estos tiempos actuales tienen al humano trastornado. Demasiado circo y poco pan. La polarización de la riqueza es abrumadora. Y la compasión, ese sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su sufrimiento, ha desaparecido.

La nueva cultura de la sublimación de la autoimagen en selfis, para generar una opinión sobredimensionada nuestra, ha enterrado la poca humanidad que teníamos. Vendemos mentiras.

Así que el pobre, el que vive con el dolor de serlo, morbosamente se vuelve un ávido seguidor de esas vidas de ensueño que ve en las redes, trata de imitarlos, y comienza a ponerse en una vitrina donde el premio es ser visto. Las personas dejan de vivir para sí mismas, lo que importa es lo que digan los demás. La autoestima está basada en lo que representamos, no en lo que somos realmente.

Probablemente en nuestro país ese es el único consuelo de la mayoría. Vivir en la fantasía de las redes, porque la realidad es invivible. Vivimos en una “pobreza crónica” resultado de malas políticas de todos los gobiernos. Malos funcionarios, malas decisiones, malos resultados. El Congreso Nacional es un circo plegado a intereses partidarios.

Y ahora, empeorando esta desgracia, unos índices de corrupción en toda actividad humana nunca vistos. No se castiga, ya no causa vergüenza, es socialmente aceptable, es sinónimo de poder. Don corrupto se pasea por las calles arrogantemente.

Porque la corrupción no es exclusiva en la política o el gobierno. En el campo de la decencia, las personas han perdido la batalla. Falta de virtud y corrupción siempre van juntas. Y aquí la integridad se ha perdido en todo ambiente, hasta en aquellas profesiones denominadas “nobles”.

Y cuando eso sucede, la vida pierde toda su bondad, y se vuelve lucha. Así empieza la manipulada historia de la injusticia social.

Fábrica de pobres. Horrible.