25/04/2024
02:47 PM

El sueño americano

El sueño americano

¿Qué es con exactitud el sueño americano? Sin duda alguna existe y tiene su origen en los ideales de los peregrinos que desembarcaron del Mayflower y de todos aquellos que han llegado a Estados Unidos, un país para quienes es una especie de paraíso donde la mentira no es solo un pecado capital sino que un delito, sino veamos a Nixon o a Clinton que sufrieron las consecuencias de mentir; un país donde los funcionarios públicos son verdaderamente servidores del pueblo que no se sirven del gobierno para enriquecerse como sucede entre nosotros. Este sueño original poco a poco se ha transformado para muchos en una ambición particular: trabajar y vivir con alta calidad de vida en el mejor país del orbe, el más rico, el más poderoso, donde cada quien tiene derecho a ser feliz y a vivir, por lo menos por mandato constitucional, al desarrollo y a la alta tecnología, derecho a la innovación, a la creación y a emprender negocios con las garantías de la ley. ¿Pero que ha llegado a ser este famoso sueño? El hecho de oír hablar de un sueño implica en principio para los miles de inmigrantes hondureños un proyecto, una visión del porvenir, una perspectiva que para alcanzarlo requiere una lucha diaria, pues los dólares no caen de los árboles como las hojas, y hay que ganarlos con mucho esfuerzo y sudor, como ellos lo saben.

Para construir este sueño en una sociedad que todo lo mide en dólares, es necesario mezclar dos tipos de valores: por una parte, la eficiencia en la producción, el trabajo constante, la prosperidad, el ahorro, la creatividad, y por el otro, los valores morales, como el discernimiento entre el bien y el mal, la ética en los negocios y en las profesiones, la unidad familiar, la honestidad y la fe en Dios. Con mucha ingenuidad expresan algunos, refiriéndose al éxodo masivo que algunos compatriotas realizan hacia las urbes americanas, que estos lo hacen en búsqueda del sueño americano, desconociendo que esto no es fácil, pues se requiere mucho trabajo y dedicación, y dejar atrás las malas costumbres que muchos se llevan consigo cuando emigran del país como emborracharse, mentir, hacer trampa, o comportarse escandalosamente hasta delinquir y desafiar a la autoridad hasta lograr su deportación. Pero existe también un sector de buenos hondureños y una gran masa de otras nacionalidades, como los mexicanos, que han alcanzado el sueño americano, o los cubanos emprendedores que han llegado hasta formar parte del gobierno federal o del Congreso de los Estados Unidos.

Sin duda alguna, cada quien puede construir o forjar su sueño, tal vez no el americano, sino uno ambiguo o idealizado, que siempre sueño será.