23/04/2024
09:38 PM

El punto particularmente favorable

Salomón Melgares Jr.

En las redes sociales anda circulando un, voy a decir, inquietante mensaje que va más o menos así: “Lo siento, cristianos, pero pasar la vida eterna con ustedes no es el punto particularmente favorable que creen que es”.

En relación a esto he de hacer tres observaciones.

La primera es sobre la crítica. Jesús dijo que la manera de vivir refleja quiénes somos.

“No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:18). En ese sentido, la crítica es buena, porque debería llevar a todo cristiano a preguntarse sobre el fruto que está predominando en su vida; teniendo en cuenta que, si es el malo, se entraría en la categoría de mentiroso (ver Mateo 7:15.20).

La segunda observación es sobre el contexto. Como se dijo, es una buena crítica, pero olvida algo muy importante: la glorificación del creyente. Esto es: en la vida eterna se tendrá un cuerpo nuevo sin pecado.

“Cuando alguien muere, se entierra su cuerpo, y ese cuerpo se vuelve feo y débil.

Pero cuando esa persona vuelva a la vida, su cuerpo será hermoso y fuerte y no volverá a morir. Se entierra el cuerpo físico, pero resucita un cuerpo espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay también cuerpos espirituales” (1 Corintios 15:43-44 TLA).

Y la tercera observación es sobre el punto particularmente favorable. La vida eterna siempre ha sido un asunto individual; es decir, la persona tiene que aceptarla.

Es un error, pues, depender de lo que hagan otros para decidir si se acepta o no.

Este es el punto verdaderamente favorable para mí. Yo decido. Yo elijo vivir eternamente con Dios y con todos aquellos que le aceptaron el regalo, o vivir eternamente sin Dios y con todos aquellos que lo rechazaron.

“Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones.

Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes” (Deuteronomio 30:19 NTV).