27/03/2024
12:29 PM

El ojo del huracán

El Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) se halla en el ojo del huracán y en la institución se escuchan pasos de animal grande. El peso de todos los gobiernos ha marcado el paso trágico del abuso en su administración. Hace unos días señalamos la necesidad de un nuevo hospital para un millón de afiliados de la regional sampedrana, mayoría aportante a la institución.

Ahora es que con la decisión del máximo tribunal declarando la inconstitucionalidad de la Ley Marco de Protección Social cercenan significativamente los ingresos del IHSS, situación más que crítica, dramática, cuando, como en el sector público, la carencia de medicinas es cada vez más evidente con la entrega del “no hay” a la receta presentada. Ya se anuncia compra directa por muchos millones y otras adquisiciones por medio de organismos externos. Todo lo necesario para calmar el descontento.

“Estamos preocupados, el impacto que se nos presentó a nivel de números es de 115 millones mensuales”. Resulta irónico que la escalada inflacionaria con aumento incontrolado en la canasta de alimentos, en el IHSS se manifieste en un “milagro”, pues con la decisión legislativa se reduce casi en un 50 por ciento la cotización y, claro, las atenciones a los derechohabientes debe ser la máxima preocupación en la institución.

Ya se dispone de “plan salvador”, pero está ahí, dormido, a la espera de obtener réditos en popularidad, como ha ocurrido en otros campos donde abundan los aprovechados saludando con sombrero ajeno. “Ya está la propuesta de ley, por lo que el Congreso debe agilizar la aprobación porque si eso no se resuelve en los próximos meses, el IHSS caerá en una situación delicada económicamente”. La expresión real es una situación “mucho más delicada” que la actual y la desgracia es que está en el juego político del Congreso.

La previsión no es uno de los valores, virtudes, en nuestra sociedad, de manera que cuando surge la necesidad de atención médica y hospitalaria son las prisas y los lamentos. El paso de los años, los desgastes normales en el organismo, los accidentes, pandemias y otras lacras aumentan la necesidad del doctor, de la enfermera, de las medicinas o el ingreso a quirófano. Todo es derecho de quienes cotizan y los benefactores a los que debiera estar sumamente agradecido el gobierno, pues recursos de empresarios y trabajadores y empleados públicos financian sus necesidades en salud.

Desgraciadamente la historia muestra lo contrario. Los gobiernos se han aprovechado de la institución por efecto, saqueando, y por defecto manteniendo silencio cómplice en los saqueos. Esperemos que no se repita y el agradecimiento se transforme en defensa real de una atención digna, pronta y eficaz a los derechohabientes y beneficiarios.