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El desperdicio de alimentos

  • 08 enero 2023 /

El diario estadounidense The New York Times recientemente publicó un artículo aleccionador acerca del desperdicio de comida en ese país de la abundancia, donde proliferan los supermercados, pero también hay gente hambrienta.

“Jennifer Savage estaba buscando qué preparar para la cena. En el fondo de su refrigerador encontró un recipiente de pimientos rellenos. Pimientos rellenos que ya llevaban mucho tiempo ahí. Se lamentó e hizo lo que millones de estadounidenses hacen todos los días, sin pensarlo dos veces: tiró la comida echada a perder a la basura. Su hija [Riley], sentada cerca de ahí, rompió en llanto” (nytimes.com/es/, 06/01/2023).

“Riley, que en ese entonces estaba en el cuarto grado de primaria, había aprendido en la escuela que hay gente que no tiene nada que comer. También aprendió sobre el impacto del desperdicio de alimentos en el planeta: cuando la comida se pudre en los vertederos genera metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Ver a su madre tirar a la basura una de sus comidas favoritas la ayudó a comprender estos mensajes” (Ídem).

Obviamente el contraste entre lo que ocurre en los hogares de Estados Unidos, ni por cerca se asemeja a lo que viven 2.8 millones de hondureños, condenadas a sobrevivir con un dólar o menos por día.

“En un país de pasillos de supermercado que parecen interminables, “no desperdiciar comida” puede sonar más a una advertencia anticuada que a un propósito de Año Nuevo. Pero para algunas personas, sobre todo las que se preocupan por el medioambiente, es una causa que merece nuestra atención.

En Estados Unidos, el desperdicio de alimentos es responsable del doble de emisiones de gases de efecto invernadero que la aviación comercial, lo que hace que algunos expertos piensen que reducir el desperdicio de alimentos es una de nuestras mejores opciones para combatir el cambio climático” (Ídem).

Aun en un país de altos ingresos per cápita como los Estados Unidos, no resulta fácil dejar de botar la comida y aprender a reciclar. “A pesar de décadas de sermones, los estadounidenses siguen siendo muy malos para reciclar. Y las razones por las que la gente desperdicia comida son mucho más complejas que las razones por las que tiran las botellas de agua en el contenedor equivocado: olvidan que tienen espinacas en el refrigerador y compran más; compran aguacates que se echan a perder antes de que se los coman; cocinan un enorme banquete navideño para mostrar su cariño a amigos y familiares y luego no pueden acabárselo todo. Como señala Dana Gunders, directora ejecutiva de la organización no lucrativa ReFED, un tercio de la comida de este país se queda sin vender o sin comer, lo que evidencia una cultura que da por sentada la abundancia” (Ídem).

En Honduras la cultura de la abundancia únicamente existe entre los pocos ciudadanos acomodados, ya que habiendo un 74% de hogares en pobreza general y un 54% en pobreza extrema, lo que prevalece es la cultura de la subsistencia, mediante la cual la gente se las ingenia para sobrevivir.