22/04/2024
12:46 AM

Edad e inclusión social

Elisa M. Pineda

Con frecuencia vamos por la vida colocando etiquetas sobre las personas, tomando en cuenta la etapa de la vida en la que se encuentran. Si son jóvenes o si son mayores, para todos tenemos estereotipos que se convierten en camisas de fuerza que nos colocamos voluntariamente, no solo como individuos, sino como sociedad.

Clasificamos a las personas de acuerdo con la generación a la que pertenecen, algo que es conveniente y adecuado para análisis de carácter social, pero que trasladado a la vida cotidiana y utilizado en exceso puede llevarnos a cometer errores que alimentan la exclusión.

Edadismo es la palabra que define esa situación, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) “se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad”.

Desacreditar a las personas porque es “millennial” o es “boomer” es un grave error, más común y dañino de lo que parece.

No es un asunto superficial ni mera percepción: la exclusión por edad es un fenómeno que afecta al mundo, que daña no solamente la dignidad de las personas y la convivencia social, sino también su acceso a la salud, a las oportunidades de empleo y, en consecuencia, a la economía.

Se trata de un tema de derechos humanos que nos incumbe a todos, no solamente a los muy jóvenes y a los muy mayores. Es precisamente en los mayores en los que centraremos nuestra atención ahora.

¿Qué tan importante es este tema en Honduras?

Basta con saber que la población de 60 años en adelante es más de un millón 106 mil 923 personas, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares (2021). Se trata de aproximadamente el 12 por ciento de la población hondureña.

Saber qué planes existen desde el sector público para este grupo generacional es muy importante, pero no basta con eso; también debemos abordar este tema en otros sectores.

Hay que reconocer que el edadismo está presente, buscar estrategias que nos permitan hacerle frente y construir una sociedad más inclusiva.

El desconocimiento y la negación solamente contribuyen a acrecentar las desventajas y las injusticias.

Además, hay que tomar en cuenta que el edadismo puede interactuar con otros estereotipos, como el sexismo y el racismo, que agravan la situación.

¿Qué estrategias podemos poner en marcha para reducir el edadismo?

El Informe Mundial sobre el Edadismo, de la Organización Mundial de la Salud (2021) propone tres grandes áreas: a través de políticas y legislación, de intervenciones educativas y de contacto intergeneracional.

Es indispensable el desarrollo de políticas públicas que permitan el aprovechamiento de los conocimientos y las capacidades tanto de los jóvenes, como de los adultos mayores.

La creación de oportunidades de contacto intergeneracional puede llevarse a cabo en diferentes ámbitos de la vida: en el hogar, en las empresas, en las organizaciones comunitarias, para permitir el conocimiento y facilitar el intercambio de experiencias.

Desde los medios de comunicación puede realizarse una labor importante, no solamente evitando estereotipos, sino dando una mayor participación y visibilidad a los adultos mayores, así como abordando este tema, otorgándole la importancia que merece. Cuando hablemos de inclusión, tengamos presente la edad.