18/01/2025
03:04 PM

Cuatro aniversarios

Definitivamente no elegiría la fecha del 11 de setiembre para ningún tipo de acontecimiento recordable.

La razón es muy simple: no es bueno coincidir con cuatro aniversarios ya existentes y bastante indeseables, por cierto. Sobre todo para quienes se afilian y defienden la libertad, la democracia, el sistema republicano de gobierno, los derechos humanos y ciudadanos, la libertad de expresión y creen en la necesidad de respetar la verdad y los hechos históricos tal cual fueron.

El primero se refiere a la caída del presidente de Chile, electo legítima y democráticamente, Salvador Allende; esto es, a los 40 años del golpe de estado que dieron las FF AA encabezadas por el Gral. Augusto Pinochet. Poco para agregar a ese acontecimiento sobre el cual en estos días tanto se ha escrito, hablado y mostrado. Entre tantos relatos, varios de ellos, guiados por la pasión, la rabia y sus ideologías o intereses políticos de la hora o por resentimientos y odios malsanos o por un repudiable miedo a apartarse de lo políticamente correcto y a ser “señalados” por los abanderados de la intolerancia, han esquivado la imparcialidad y el respeto por los sucesos tal cual fueron. Y no para justificar, que el golpe no tiene justificación alguna, sino para explicar y situar las cosas con ecuanimidad, como la mejor forma de contribuir a la reconciliación y, por supuesto, a la verdad histórica.

El segundo es del atentado terrorista contra las Torres Gemelas de NY. Pocos hechos tan condenables y a la vez de espectaculares con un onda expansiva tan dañina para occidente, y no solo para su economía que aún lo sufre, sino fundamentalmente para los valores y la armonía en esa parte del mundo que tanto ha contribuido a la civilización y la realización del ser humano. Tras aquello vino el pánico y quienes lo explotaron, y la guerra de Irak. Pero no fue lo peor, desde hace doce años, después de aquel día siniestro, se ha retrocedido mucho en ese mundo, y en particular en los EE UU, su buque insignia, en materia de libertades, derechos y garantías. También este 11 de setiembre se cumplieron 12 años de la aprobación en Lima por parte de la OEA de la Carta Democrática Interamericana. Se dirá que en este caso se trata de un suceso positivo: y lo puede haber sido en la intención y en la letra, pero no en la práctica. La CDI se ha transformado en un documento que da cobijo a flagrantes violaciones a la democracia, a las libertades y al sistema republicano de gobierno. La carta hoy respalda a presidentes que no respetan la separación de poderes, lo que algunos desafiantes ya lo admiten como en Ecuador y Venezuela y otros, aunque no lo dicen, lo han concretado o lo tiene en su propósito más inmediato como en Bolivia, Nicaragua y Argentina mientras en varios más, como en Panamá, Colombia y Perú parece que lo tienen como una aspiración válida, dadas las interferencias y “ avances” . Y además, los ataques a la libertad de expresión, las reformas constitucionales o interpretaciones de la Constitución forzadas y complacientes y la creciente contaminación de los actos electorales. Y la Carta ahí, sin chistar, quizás por temor a ser eliminada.

Y la cuarta y última efeméride es la más reciente. Al escribir esta columna –viernes 13 de setiembre- se cumplían dos días del regreso de Venezuela del Sistema Interamericano de Justicia y de DD HH. Se cumplían 48 horas desde que los venezolanos se quedaron casi sin ninguna garantía y protección.