“Escoge a una persona que te mire como si fueras magia” reza una frase de Frida Kahlo. Desafortunadamente esas miradas y la magia misma amenazan esfumarse con el tiempo.
Por otro lado, el médico y conferencista español Mario Alonso Piug nos advierte que: “Igual que la libertad, el amor es una conquista diaria y debe haber un punto de generosidad, no se trata únicamente de un sentimiento. Pero nos acomodamos, pensamos que el amor se sostiene solo, pensamos que las cosas valiosas van solitas, que, sin mantenimiento, funcionan. Pero ni el mejor coche funciona sin mantenimiento”.
En su libro Por Qué Somos Cómo Somos, el político, divulgador científico y economista (también español) Eduardo Punset, nos explica de una manera bastante amplia pero sencilla a la vez, las razones por las cuáles nuestro cerebro no podría resistir por mucho tiempo las intensísimas manifestaciones del enamoramiento en sus primeras etapas.
Psicólogos y psiquiatras estamos de acuerdo con él en que el tiempo máximo para esto, oscila entre los dos y tres años, a veces mucho menos, desde luego.
Pasado este período, es normal que las parejas vayan dejando atrás algunas costumbres, muchas de las cuales fueron las que los enamoraron al principio. Sin embargo, esto no significa que no se puedan mantener otras cosas que, aunque un poco más pequeñas en apariencia son igualmente importantes para mantener encendida la llama.
Estos detalles serán sencillos de atender cuando ambos están determinados a no bajar la guardia ni “tirar la toalla” tan fácilmente. Y desde luego es mucho más sencillo cuando los dos están de acuerdo, cuando entienden la importancia de esto.
La importancia de los abrazos, abrazar al otro en cualquier momento, abrazar solo por abrazar. Por ejemplo.En estas parejas el entusiasmo se nota a leguas y a veces con tan solo escucharlos hablar el uno del otro. El elemento sorpresa está presente en este tipo de relaciones; ella no deja pasar mucho tiempo para tratar de sorprenderlo y él también a ella, evitando a toda costa caer en la odiosa rutina.
No dejan de darse las gracias, tal vez por alguna cosa bonita que alguno de ellos hizo por el otro, por algún detalle, hay sentido del humor, se siguen riendo juntos. Aún hay halagos; cada uno a su manera le hace ver al otro que todavía gusta de él(ella).
¿Todo esto para qué? Para no caer en la indiferencia en la tan indeseable indiferencia, porque una vez que se cae ahí, no se puede estar seguro de que sea el amor lo que sigue manteniendo unidas a estas personas.
Nos dice Aldoux Huxley que; “la indiferencia es una forma de pereza y la pereza es uno de los síntomas del desamor...nadie es haragán con lo que ama”.