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Árboles
de refugio

  • 17 febrero 2023 /

El poeta inglés Samuel Coleridge compuso un poema titulado “Juventud y vejez”. En uno de sus versos describe la amistad como un árbol cobijante, es decir, un lugar de refugio. Tomando esa maravillosa imagen verbal, Charles Swindoll hace la siguiente reflexión: “Los amigos son aquellos cuyas vidas son como ramas. Proveen sombra, proveen refugio de los rayos implacables, irritantes y candentes del ardiente sol. Uno puede hallar consuelo en ellos. Uno puede hallar fuerza cerca de ellos. Las amistades son como árboles llenos de frutos, los cuales proveen alimento y estímulo. ¿No es interesante que cuando algo ocurre en nuestra vida tomamos el teléfono y llamamos a algún amigo? Pocas cosas son más tristes que atravesar una súbita prueba o alegría y no tener algún amigo a quien llamar”.

Los amigos son una bendición. Debemos valorarlos, cuidarlos y tenerlos en alta estima. En palabras de Dinah María Mulock: ¿Acaso no es una fortuna sentirse seguro con una persona sin tener que sopesar los pensamientos ni medir las palabras, sino derramarlas sin reservas, tal como son, paja y grano juntos, con la certeza de que esa persona las tomará y las filtrará, guardando lo que vale la pena guardar y con el soplo de bondad, soplar el resto?

Como bien se ha dicho, las amistades sinceras hacen que los problemas de la vida sean más llevaderos, mejoran nuestro humor y permiten que nuestra existencia se alargue y sea más feliz. Por eso, alguien que valora a sus amigos estará siempre disponible para ayudarles y servirles. Los estimulará a superarse y compartirá su vida con ellos sin reservas.

La sabiduría bíblica enseña que el que tiene amigos ha de mostrarse amigo (Proverbios 18:24a, Reina Valera 1960). De esta manera nos invita a no descuidar nuestras relaciones de amistad, puesto que existen amigos que pueden ser más fieles que los mismos hermanos o familiares más cercanos (Proverbios 18:24b, Reina Valera 1960).