La queja es un atracador de energía: para muchas personas es altamente placentero recordar a cada momento aquello que no tienen, lo que les falta a ellos o peor aún, lo que les falta a los demás.
Pero la verdad es que es solo eso: el placer de quejarse por quejarse, que no produce nada, ni nos lleva a ningún sitio.
En cambio, hay una actitud más enriquecedora, que nos permitirá ver las cosas positivas que hay en nuestra vida, y que muchas veces damos por hecho; sin pensar en las consecuencias y el desbalance que nos ocasionaría el hecho de no tenerlas: el valor del aprecio. Sin embargo, ¿sabrías cómo empezar a sentir más aprecio por lo que tienes, por lo que haces por ti y por tus seres queridos? ¿Cuándo fue la última vez que tomaste unas vacaciones? ¿Recuerdas que la palabra “descansar” existe? Es entendible que no todas las situaciones y contextos son iguales; pero justamente cuando aprendes a valorarte entiendes la importancia que tienen los rituales de autocuidado no solo para tu salud, sino para el alcance de los objetivos que te propongas.
Al menos, socialmente estamos entrando en una etapa de mayor consciencia sobre las consecuencias del estrés laboral, de las enfermedades mentales, así como de la existencia de la población neurodiversa. Seguramente pensarás que saber apreciarte es ser egoísta. ¡Pero por supuesto que lo es! Se trata de ti, de tu bienestar, ¿o es que acaso el burnout no es consecuencia de dejarse uno mismo en segundo plano?
Claro está que no podemos ir por la vida pasándole por encima a los demás. Eso no es saber autoapreciarnos, ni respetarnos. Muy al contrario, es una de las mayores muestras de autodesprecio que podemos tener, porque los humanos nos construimos mediante el reflejo de los demás. Cuando estamos agradecidos por lo que la vida nos ha dado, por las oportunidades recibidas, no solamente estamos experimentando la vida en el tiempo presente, sino que se intensifican en nosotros sentimientos y emociones con connotación positiva, como el amor y la alegría.
Tener un trabajo estable, contar con nuestra salud íntegra, un plato de comida en nuestra mesa y a nuestros seres queridos con bienestar, son regalos que pocas veces sabemos ver.
Agradece y sé agradecido con los demás, siempre.