Olvidaron la hermandad, el desarrollo y el interés nacional.
Olvidaron los proyectos de cooperación que brindan desde imágenes satelitales hasta semilla mejorada.
Olvidaron los becados.
Olvidaron la cooperación técnica y a las familias beneficiadas. Olvidaron la asistencia social.
Olvidaron el cultivo de la amistad.
Olvidaron la agricultura, la ganadería, la piscicultura y porcicultura.
Olvidaron la solidaridad. Olvidaron a las mujeres emprendedoras. Olvidaron la seguridad alimentaria.
Olvidaron los compromisos con la libertad y la democracia.
Olvidaron los valores compartidos, los derechos humanos, la libertad de expresión y de empresa.
Olvidaron la gratitud.
Olvidaron la educación y los centros escolares, la salud y los hospitales, la seguridad y su equipamiento.
Olvidaron la energía. Olvidaron la producción, el comercio y la exportación. Olvidaron la inversión y la tecnología.
Olvidaron el medio ambiente y el saneamiento. Olvidaron la protección forestal y el control de plagas.
Olvidaron la ayuda sincera, la mano amiga en momentos de desastres.
Olvidaron la pandemia.
Olvidaron la geopolítica. Olvidaron la soberanía, la defensa del territorio nacional, el Golfo de Fonseca y los derechos soberanos de Honduras.
Olvidaron donaciones, financiamientos y condonaciones.
Olvidaron la transparencia, olvidaron la lucha contra la corrupción. Olvidaron la historia y los próceres. Olvidaron el apoyo a la integración. Olvidaron la infraestructura y el edificio que hoy ocupa Casa Presidencial. Olvidaron la credibilidad.
Olvidaron las visitas fraternales, olvidaron los aliados verdaderos. Olvidaron los discursos. Olvidaron cuando levantando la copa en voz alta pronunciaban ¡Viva Taiwán, Viva Honduras!.
Olvidaron... se doblegaron ante Mao.