El español tiene la posibilidad de generar palabras a partir de otras (derivación) algo que no es tan fácil en el inglés, lengua en la que resulta un tanto difícil ampliar-por ejemplo- el sustantivo “love” (amor); en cambio, en castellano caben más formas: amor, amorcito, amoroso, amorcillo.
También es posible la sinécdoque (tropo que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las palabras, para designar un todo con el nombre de una de sus partes o viceversa), como con la palabra “cubierto” referida al utensilio usado para comer. Aunque en los diccionarios, esta palabra no aparece con tal acepción, es del dominio popular en muchas zonas hispanohablantes: “El pollo no se come con cubierto”. La primera definición de “cubierto” que registra el DRAE es “el servicio de mesa que se pone a cada uno de los que han de comer, y se compone de plato, cuchillo, cuchara, tenedor, pan y servilleta”.
Además de este concepto, “cubierto” tiene otros, pero ninguno alude a “tenedor”. Pero la insistencia en el uso ha llevado a que en el español americano coexistan “tenedor” y “cubierto” con el mismo significado: “Utensilio de mesa formado por un mango con tres o cuatro puntas iguales, que sirve para clavarlo en los alimentos sólidos para llevarlos a la boca”. Quizá lo de “cubierto” aparezca de una sinécdoque por “cubertería”, palabra que conceptualiza al conjunto de cucharas, tenedores y utensilios que forman parte del mismo juego para el servicio de la mesa: “La cubertería era de plata”.
El lector crisálido no detecta nada extraño en la expresión “Centenares de ciudadanos participaron de la original actividad para demostrar su solidaridad”. Pero una persona poseedora de conocimientos elementales de gramática sabrá que -en este caso- “participar de” es una arbitrariedad sintáctica del redactor. Participar es entrar en conjunto con otros en un asunto cualquiera: “Honduras participará en el Mundial 2014”. “Participar de” no tiene aplicación indistinta con “participar en”. La segunda forma se emplea cuando va referida a compartir opiniones, sentimientos, cualidades, características de otra persona o cosa: “No todos los lectores de esta columna participan de mis ideas”, “Fueron muchas personas las que participaron del luto de la familia de Mandela”. En conclusión, “Centenares de ciudadanos participaron en la actividad para demostrar su solidaridad” es lo adecuado, pues se trata de concurrir a una jornada.
En la portada de ese mismo prestigioso diario impreso y digital capitalino apareció hace unos días el titular “Bajo rejas 4 de los 12 policías que hirieron a universitario”. Se percibe que el jefe de redacción de ese medio (o sus correctores de estilo) no se percató de que los reos en sus “hogares” carcelarios nunca están bajo las rejas, ellos permanecen tras (detrás de, en situación posterior) las rejas; acaso sería que confundió una jaula de pájaros con una celda de presidiarios. Todos estos son verdaderos adefesios de la lengua.
