18/04/2024
09:04 AM

Huyendo de la pesadilla

Sergio Banegas

Los miles de compatriotas que iniciaron su peregrinar masivo rumbo a las tierras del norte en octubre del recién pasado año 2018 tienen ahora seguidores con otros centenares más que en días anteriores iniciaron su camino lejos del hogar.

Ellos no van tras el sueño americano, ellos están tratando de huir de las pesadillas que se acumulan en las oscuras y largas noches de nuestra historia llena de corrupción, no tienen miedo al camino, pues se acostumbraron a caminar por el valle de muerte en nuestras calles.

Están curtidos por el sol y se niegan a perder la esperanza de que realmente exista un mejor mañana para ellos y sus familias. No se van porque quieren, se van porque el estado les falló, les robó las medicinas de los hospitales, los extorsiona con impuestos salvajes, les corta los sueños y apaga las melodías de sus corazones con la ausencia absoluta de la justicia.

Encadenados a la pobreza se niegan a sucumbir ante quien abusa de la autoridad y que creyéndose amo feudal transgrede la ley a su antojo, así que no los juzguemos; nadie quiere irse de su casa, a menos que no tenga más opción para alimentar a su descendencia.

Es fácil decir ‘quédense’ por aquellos que tienen un grueso salario de parte del Estado y que no tienen necesidades sino que más bien se devanan en lujos que son bochornosos en un país del tercer mundo y que tiene tanta desigualdad social como el nuestro.

La inmigración y emigración son derechos humanos que deben ser protegidos, sobre todo cuando la persona huye de un Estado fallido y violento: llámese Venezuela, Nicaragua, u Honduras.

Que nuestros compatriotas sean tratados con misericordia en su caminar hacia nuevas latitudes, que el sol de justicia les alumbre y que no pierdan la esperanza de que un día habrán de regresar a su tierra para volver a soñar y no ser aprisionados por las pesadillas que acechan en las noches presentes.