La figura de Stalin resurge en una Rusia nostálgica

Las autoridades rusas develaron una escultura de Stalin en el metro de Moscú reavivando un debate por su figura.

  • 05 de junio de 2025 a las 14:49 -
The New York Times

Por: Ivan Nechepurenko/The New York Times

MOSCÚ — Tras casi 60 años de ausencia, el rostro de Iósif Stalin, el dictador soviético, saluda a los pasajeros en una estación de metro de Moscú. El mes pasado, las autoridades develaron una escultura que muestra a Stalin mirando con sabiduría al horizonte, flanqueado por trabajadores y niños que lo veneran. Réplica de una que fue retirada en 1966, el nuevo relieve se convirtió rápidamente en una atracción.

La estatua forma parte de la rehabilitación de un líder brutal que aún divide a los rusos 72 años después de su muerte. El Kremlin ha revivido porciones de su legado en un esfuerzo por reinterpretar la historia de Rusia como una serie de triunfos.

Entre quienes admiraban la obra se encontraba Liliya A. Medvedeva, quien se declaró “muy feliz de que nuestro líder haya sido restaurado”.

“Ganamos la guerra gracias a él”, dijo Medvedeva, una jubilada nacida en 1950, añadiendo que estaba agradecida de que Stalin no enviara a su padre al Gulag, pese a haber sido tomado prisionero durante la Segunda Guerra Mundial, algo considerado como traición. “Sí, hubo muchos errores, pero todos cometemos errores”.

Sin embargo, otros visitantes se mostraron consternados por lo que consideraron una historia revisionista. Vladimir, un estudiante de historia de 25 años que se negó a dar su apellido por temor a represalias, llamó a Stalin “un tirano sanguinario”.

Stalin fue responsable de purgas masivas, incluyendo el Gran Terror de 1936 a 1938, cuando más de 700 mil personas fueron ejecutadas. Bajo su liderazgo, grupos étnicos, como los tártaros de Crimea, fueron expulsados de sus tierras de origen. Sus políticas contribuyeron a una hambruna masiva.

Pero la nostalgia por la era soviética es intensa, particularmente entre las generaciones mayores, traumatizadas por la dolorosa transición al capitalismo. Sus admiradores ven las purgas, las hambrunas y las deportaciones masivas como “excesos” de los que fueron responsables, en gran medida, los funcionarios locales excesivamente entusiastas.

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Desde que Vladimir V. Putin tomó el poder hace más de 25 años, se han erigido al menos 108 monumentos a Stalin en Rusia, y el ritmo se ha acelerado desde la invasión de Ucrania en el 2022, dice Ivan Zheyanov, historiador y periodista.

En el 2017, Putin afirmó que la “demonización de Stalin ha sido una de las formas de atacar a la Unión Soviética y a Rusia”.

Y recientemente, el Gobierno rebautizó el aeropuerto de Volgogrado como Stalingrado, como se conocía antiguamente a la Ciudad.

“La progresiva reestalinización del País es peligrosa no sólo para la sociedad, al justificar las mayores atrocidades gubernamentales en la historia del País, sino también para el Estado”, dijo Lev Shlosberg, político de la Oposición y miembro del partido liberal Yabloko. “Tarde o temprano, la represión consume al propio Gobierno”.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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