Charla Nash sufrió hace cinco años atrás el terrible ataque de un chimpancé que le arrancó la cara y las manos. El mono Travis, mascota de un amigo de Nash, le causó serios daños en labios, ojos, nariz y manos. Dos años después del accidente Nash se sometió a una cirugía reconstructiva de la cara y poco después le pusieron un ojo de cristal. También intentaron trasplantarle una mano, sin éxito. Y lo último ha sido que le han colocado una dentadura que le ayuda a masticar alimentos algo más duros como el pollo.
A pesar de que confiesa que “vivir es muy duro” tras una tragedia como esta, Nash asegura que nunca ha dejado de luchar: “No soy una cobarde”.
Nash se ha sentido muy sola en todo este tiempo. Se lamenta que la gente ni siquiera se acerca a ella. Antes, dice en declaraciones al diario The Mirror, podía cambiar yo sola las ruedas de mi camión, ahora ni siquiera puedo comer sola, se lamenta.
No obstante, a sus 60 años asegura que no va a dejar de luchar porque “no soy una cobarde”. Y una prueba de ello es que ahora está haciendo ejercicios para aprender a sonreír.
'Es muy difícil vivir”, comenta Nash, que vive en una residencia de ancianos en Massachusetts. 'A veces me dan ganas de llorar, otras de salir corriendo, desearía tener un hogar. No sé ni lo que me depara el futuro', narra la mujer, que pasa sus días escuchando audiolibros y caminado sola por los alrededores de la residencia. Mira el vídeo.