Unos acuden a pozos naturales, otros a alcantarillas y algunos más la venden a precios impagables para la mayoría. Los apagones someten a los venezolanos a una escasez de agua desesperante que no distingue clases sociales.
El impacto social de la escasez de agua potable es peor que el de la energía eléctrica, dicen los ingenieros y médicos porque puede desatar una crisis sanitaria de tal magnitud con epidemias como el cólera, diarreas y fiebre tifoidea, entre otras enfermedades, por el agua contaminada y no tratada.
A la altura de la exclusiva Altamira, Ashley Pérez, una caraqueña desempleada de 26 años, no se separa de sus 20 botellones de plástico esperando llenarlos de agua en un depósito subterráneo de la avenida Boyacá, mejor conocida como la Cota Mil, que rodea el cerro Avila al norte de Caracas. El chorro de agua sale amarillento por la manguera de bombeo supervisada por el Cuerpo de Bomberos, pero “es todo lo que tenemos”, dice Ashley y además nos la dan “gratis”.
| En corto
1El cantante venezolano José Luis Rodríguez el “Puma”, célebre en los años ‘80 por éxitos como “Pavo real”, dijo que considera una potencial candidatura presidencial en Venezuela.
2EEUU informó ayer que envió a Curazao, una isla holandesa en el Caribe, ayuda humanitaria destinada a Venezuela, ante la imposibilidad de entregarla directamente al país sudamericano. 3Washington prevé inyectar dólares en Venezuela en un “plan de rescate” si el presidente Maduro sale del poder. |
Desarreglada, enumera las penurias que se multiplican por la falta de energía, especialmente la imposibilidad de bombear el agua, si bien el suministro de este recurso es un mal crónico en su barrio. Las tarifas en el país son ínfimas, pero el servicio es deficitario. Para tener agua potable, deberá esperar a que la empresa estatal reactive por unas horas el suministro. “Estamos sequitos, no tenemos una sola gota”, atestigua su amiga Carmen Moncada.
El ex ministro de Salud de Venezuela, Rafael Orihuela, sostiene que aunque restituyan el servicio, las represas y embalses que abastecen de agua a Caracas presentan un alto nivel de contaminación y riesgo por falta de mantenimiento durante los 20 años de chavismo.
Altos precios. Los camioneros se aprovechan de la escasez, cobran desde 60, 120, 150 y 200 dólares por el camión cisterna de agua, según el nivel social.
En un parque de Caracas, un abogado de clase media alta llegó para comprar una cisterna y abastecer el edificio donde vive en el privilegiado sector de La Castellana. Cuenta que “jamás” había tenido problemas con el servicio, pues en su condominio tienen un tanque privado. Pero ya se secó y tuvo que acudir a donde William, conductor de un camión de 1969 cuyo tanque almacena hasta 8,000 litros.
“Para la Castellana le cuesta 200 dólares”, le informa el hombre.
El abogado no reniega del precio, solo le incomoda tener que recaudar el dinero entre los vecinos.