Los yihadistas bangladesíes que mataron a 20 personas en un restaurante de Daca se educaron en buenas escuelas y venían de familias acomodadas, lejos de la imagen estereotipada de jóvenes de familias pobres radicalizados en las escuelas coránicas.
Tras la toma de rehenes, que duró toda la noche, la policía lanzó el asalto al local y mató a seis jóvenes. Uno de ellos podría ser inocente pero entre los otros cinco hay un licenciado de una prestigiosa universidad privada, un estudiante de 18 años de otra conocida escuela y el hijo de un dirigente de un partido político.
El ataque, reivindicado por el Estado Islámico (Isis), pone de relieve la voluntad del grupo yihadista de reclutar también a jóvenes de clase media.
'Se trata de jóvenes muy instruidos de familias acomodadas', dijo a la AFP el ministro del Interior Asaduzzaman Khan. Preguntado por qué se hicieron yihadistas respondió: 'Está de moda'.
Bangladés niega la presencia del Isis en el país a pesar de que la agencia Amaq, cercana al grupo, reivindicó el ataque y difundió fotos de cinco hombres armados.
Taj Hashmi, un bangladesí especialista en cuestiones de seguridad en la universidad estadounidense Austin Peay State, recuerda que los saudíes que perpetraron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos también venían de familias acomodadas.
'Personas marginales y en cólera de los altos estamentos de la sociedad amplían las filas de los terroristas islamistas desde hace más de 30 años', asegura.
Por el momento las autoridades de Bangladés no han dado el nombre completo de los asaltantes pero han publicado fotos de sus cadáveres. Uno de ellos ha sido identificado por sus amigos como Nibras Islam, de 22 años, que estudiaba en el campus malasio de la universidad australiana Monash y del que no se tenían noticias desde enero.
Lavado de cerebro
Otro de los tres asaltantes del sábado fue identificado como Mir Saameh Mubasheer, desaparecido en febrero cuando estudiaba en la Scholastica de Dacca, una escuela inglesa de élite.
Su padre, Mir Hayat Kabir, explicó al periódico Prothom Alo que su hijo podría haber sido víctima de un lavado de cerebro. 'Notaba que estaba bajo la influencia de alguien, fuimos buenos padres pero nos lo robaron', lamentó.
Su padre, Imtiaz Khan Babul, es un exresponsable en Daca del partido en el poder, la Liga Awami, que en enero alertó de su desaparición.
Algunos analistas explican el auge del extremismo en el sur de Asia por los discursos de dignatarios formados en las madrasas de Arabia Saudí, la única posibilidad de educación para los niños de familias pobres.