Washington, Estados Unidos.
Los a spirantes a la Casa Blanca dedicaban ayer todas sus fuerzas a la captura de los últimos votos disponibles antes del segundo supermartes de las primarias estadounidenses, que tendrá jornadas decisivas en Florida y Ohio. Entre los republicanos, este día representa una jornada de vida o muerte para las ilusiones de Marco Rubio, senador por Florida, y John Kasich, gobernador de Ohio.
Hoy también se realizarán primarias de los dos partidos en Illinois, Misuri y Carolina del Norte, pero los duelos de Florida y Ohio son los que acaparan la atención.
Una victoria del millonario Donald Trump en Florida -como apuntan sin excepción los sondeos divulgados en la última semana- sellaría la suerte de Rubio, quien en ese caso podría inclusive ser presionado para arrojar la toalla en busca de la nominación de su partido.
En tanto, Kasich también depende de una victoria en el Estado del que es gobernador, Ohio, donde los sondeos muestran una disputa muy equilibrada con Trump. Una victoria de Kasich en Ohio podría ponerlo nuevamente en la disputa, en especial si Rubio queda a un costado del camino.
Si Rubio y Kasich salieran victoriosos de sus respectivos estados, el futuro inmediato de Trump se nublaría y Ted Cruz conservaría la esperanza de darle caza, si bien las encuestas parecen decantarse por el empresario neoyorquino.
Al hablar en un acto público durante el fin de semana, Trump aseguró que si el martes resulta vencedor en Florida y Ohio “el partido estará liquidado” en la disputa interna. Sondeos señalan su victoria en Florida, Illinois, Misuri y Carolina del Norte.
Sin embargo, un eventual triunfo del moderado Kasich en Ohio sería también una última oportunidad a los esfuerzos del Partido Republicano de hacer descarrilar el tren de Trump.
Entre los republicanos, los estados en disputa otorgan todos los delegados al vencedor, en vez de una distribución proporcional entre los candidatos, y por ello Rubio y Kasich están ante una encrucijada.
Incendiario
En un acto electoral en Tampa, Florida, el magnate Trump repitió todas las consignas de su campaña ante un público entusiasta que coreó su nombre cada vez que se produjeron interrupciones por el desalojo de personas supuestamente contrarias a sus ideas.
Antes del mitin hubo una manifestación pacífica contra Trump y sus ideas encabezada por un religioso, y en las afueras del centro de convenciones un grupo desplegó pancartas en las que se leían frases como: “No necesitamos un país fascista” o “Defiende el amor, no el odio”.
Desde el estrado, el multimillonario negó que su campaña sea violenta, pero arremetió con dureza contra sus principales rivales en la carrera por la nominación republicana, Ted Cruz y Marco Rubio.
Y volvió a prometer el muro en la frontera sur y a asegurar que será México quien lo pague, y prometió mano dura contra la inmigración irregular y también desmantelar y reemplazar el Obamacare (la reforma sanitaria del presidente Barack Obama), que calificó de “desastre”.
Los a spirantes a la Casa Blanca dedicaban ayer todas sus fuerzas a la captura de los últimos votos disponibles antes del segundo supermartes de las primarias estadounidenses, que tendrá jornadas decisivas en Florida y Ohio. Entre los republicanos, este día representa una jornada de vida o muerte para las ilusiones de Marco Rubio, senador por Florida, y John Kasich, gobernador de Ohio.
Hoy también se realizarán primarias de los dos partidos en Illinois, Misuri y Carolina del Norte, pero los duelos de Florida y Ohio son los que acaparan la atención.
Una victoria del millonario Donald Trump en Florida -como apuntan sin excepción los sondeos divulgados en la última semana- sellaría la suerte de Rubio, quien en ese caso podría inclusive ser presionado para arrojar la toalla en busca de la nominación de su partido.
En tanto, Kasich también depende de una victoria en el Estado del que es gobernador, Ohio, donde los sondeos muestran una disputa muy equilibrada con Trump. Una victoria de Kasich en Ohio podría ponerlo nuevamente en la disputa, en especial si Rubio queda a un costado del camino.
| Trump se concentró en Ohio, para no ser sorprendido por Kasich. Foto: AFP/Sean Rayford
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Al hablar en un acto público durante el fin de semana, Trump aseguró que si el martes resulta vencedor en Florida y Ohio “el partido estará liquidado” en la disputa interna. Sondeos señalan su victoria en Florida, Illinois, Misuri y Carolina del Norte.
Sin embargo, un eventual triunfo del moderado Kasich en Ohio sería también una última oportunidad a los esfuerzos del Partido Republicano de hacer descarrilar el tren de Trump.
Entre los republicanos, los estados en disputa otorgan todos los delegados al vencedor, en vez de una distribución proporcional entre los candidatos, y por ello Rubio y Kasich están ante una encrucijada.
Ted Cruz hizo lo propio en estados como Illinois. Foto: AFP/Scott Olson
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En un acto electoral en Tampa, Florida, el magnate Trump repitió todas las consignas de su campaña ante un público entusiasta que coreó su nombre cada vez que se produjeron interrupciones por el desalojo de personas supuestamente contrarias a sus ideas.
Antes del mitin hubo una manifestación pacífica contra Trump y sus ideas encabezada por un religioso, y en las afueras del centro de convenciones un grupo desplegó pancartas en las que se leían frases como: “No necesitamos un país fascista” o “Defiende el amor, no el odio”.
Desde el estrado, el multimillonario negó que su campaña sea violenta, pero arremetió con dureza contra sus principales rivales en la carrera por la nominación republicana, Ted Cruz y Marco Rubio.
Y volvió a prometer el muro en la frontera sur y a asegurar que será México quien lo pague, y prometió mano dura contra la inmigración irregular y también desmantelar y reemplazar el Obamacare (la reforma sanitaria del presidente Barack Obama), que calificó de “desastre”.
Hillary Clinton se esfuerza por acaparar el voto latino y mantener su ventaja sobre Sanders. Foto: AFP/Justin Sullivan
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