Un total de 78 centroamericanos indocumentados que habían sido secuestrados en Oaxaca, un estado del sur de México que forma parte de la ruta migrante hacia Estados Unidos, fueron rescatados por policías que luego los entregaron a agentes migratorios, informaron este domingo autoridades locales.
Elementos de la Policía Estatal hallaron una camioneta que parecía estar abandonada sobre una carretera del municipio de San José Chiltepec. Desde su interior 'se escuchaban voces pidiendo auxilio y al abrir el vehículo se localizó a 41 centroamericanos', informó la corporación policial.
Estas personas, procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron remitidas al Instituto Nacional de Migración (INM) por no contar con un permiso vigente para estar en territorio mexicano, añadió la misma fuente.
Por otro lado, un grupo de 37 centroamericanos fue detenido tras participar de un enfrentamiento con presuntos criminales que los habían secuestrado en el municipio de Ocotlán de Morelos.
Los migrantes fueron 'retenidos contra su voluntad en un depósito de vehículos usados (y las personas con que se enfrentaban) les habían robado sus pertenencias y atacaron sexualmente a algunas mujeres', dijo a la AFP Macario González, director de Seguridad Pública del municipio.
Elementos de esa corporación y la policía estatal llegaron al lugar de los hechos cuando cerca de un centenar de personas reñían.
Al percatarse de la presencia de los uniformados, la gente se dispersó, pero los agentes detuvieron a 37 hombres y mujeres originarios de Guatemala, El Salvador y Honduras, que fueron conducidos a oficinas migratorias, detalló González.
Ninguna persona de origen mexicano fue detenida en el operativo.
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Se estima que unos 200.000 migrantes indocumentados ingresan cada año a México por su frontera sur, la mayoría de ellos centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos.
En su trayecto clandestino se enfrentan a numerosos peligros, como abusos de autoridades y robos, secuestros, asesinatos y violaciones por parte del crimen organizado.
Luego que las autoridades estadounidenses se vieron superadas por una ola de miles de menores que emigraron solos a su territorio el año pasado, México instaló un operativo especial en su frontera sur para combatir la migración ilegal, lo que ha derivado en un mayor número de detenciones y a que los migrantes exploren nuevas y más peligrosas rutas.