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El policía negro que perteneció al Ku Klux Klan

  • 28 julio 2018 /

Hoy en día las organizaciones supremacistas no tienen tanta presencia como hace unas décadas, pero la existencia del famoso clan aún hace temblar a muchos.

    Los Ángeles, Estados Unidos.

    Los mejores años de esta organización que defiende la superioridad de la raza blanca han pasado, pero en los años 60 y 70 tenían mucho poder. Curiosamente, un policía negro fue capaz de infiltrarse en la organización y conocer desde dentro cómo funcionaba. Su nombre era Ron Stallworth, tal y como cuenta The Guardian.

    Corría el año 1978 y el KKK buscaba nuevos reclutas para construir una base sólida de fieles que defendieran el movimiento. La estrategia era colgar anuncios en los periódicos y esperar respuesta. Ron era un agente joven que acababa de entrar al cuerpo en una época en la que los negros todavía no tenían excesiva presencia en los cuerpos policiales.

    El conocimiento de las actividades criminales del grupo era una prioridad y el anuncio supuso una gran oportunidad para tener acceso. Ron escribió una carta entusiasta en la que mostraba su odio a los negros argumentando que su propia hermana había tenido una relación con uno de ellos.



    La respuesta fue inmediata. Ken O’Dell, uno de los miembros más importantes de Colorado Springs, le llamó de inmediato y tras hablar con él un buen rato pensó que era un miembro ideal para el futuro de la organización. En los siguientes meses defendió personalmente primero su membresía y después que se convirtiera en un alto cargo. Para entender las razones del éxito hay que viajar atrás en el pasado. A finales de los 70 ni existía Internet ni los teléfonos inteligentes, por lo que la comunicación se hacía por carta, por teléfono o por persona.

    El mayor miedo que tenía la policía era que al hablar por teléfono los miembros del KKK reconocieran que la voz de Ron era la de un negro. De hecho el agente, hoy ya retirado, confesó que una vez levantó la sospechas, aunque una supuesta afonía resolvió el problema.

    Evidentemente a los encuentros personales el verdadero Ron no podía acudir, así que asistía un falso Ron (un policía blanco del departamento de narcóticos) que se hacía pasar por él para no levantar sospechas.



    Desafortunadamente la historia acabó abruptamente después de que Stallworth fue elegido como líder de su grupo local. La investigación no podía continuar y la policía decidió parar en seco. Se habían conseguido algunos logros como evitar un atentado en un bar gay, descubrir el lugar en el que el KKK local escondía su dinero o identificar varios complots violentos contra personas negras, pero no se llegó a producir ningún arresto.

    Durante muchos años se guardó silencio sobre esta investigación por miedo a que se malinterpretara que un agente había pertenecido a la organización criminal, pero finalmente hace algo más de una década el propio Ron reveló su historia. Las consecuencias fueron inmediatas. Su nombre, su foto y su domicilio fueron publicados en sitios webs supremacistas y el propio FBI le alertó de que corría peligro su vida, aunque él nunca se preocupó.

    Próximamente va a salir en los cines una película de Spike Lee que va a contar todo lo que ocurrió con Stallworth en el año y pico que fue un miembro más del Ku Klux Klan. La presencia de Trump en la Casa Blanca y su política de poca tolerancia hacia los colectivos más vulnerables le ha dado el empujón definitivo a un film que seguro que va a traer polémica.