La Iglesia afronta una sangría de fieles en Brasil desde hace más de tres décadas. Los católicos representaban el 64.6% de la población en 2010 contra 91.8% en 1970.
Los evangélicos, en tanto, no paran de crecer, apoyados por su hábil manejo de la televisión y las redes sociales y una extensa red de templos. Aumentaron de 5.2% de la población en 1970 a 22.2% en 2010 (42.3 millones).
En una clara autocrítica, el Papa dijo: “Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido.
Tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones. Quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta”.