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Panamá, la manzana de la discordia entre EEUU y China

  • 11 mayo 2019 /

Nito Cortizo, el presidente electo de Panamá, deberá decidir si negocia con Pekín un TLC o refuerza sus tratados comerciales con Washington, su principal socio económico

    Ciudad de Panamá.

    Tras su victoria electoral en las presidenciales de Panamá, Laurentino Cortizo tendrá que decidir qué bando tomar en la disputa entre Estados Unidos y China por influir en Latinoamérica.

    El mandatario electo es consciente del papel de Panamá en el conflicto comercial entre las potencias económicas, y un día después de ganar las elecciones con apenas 40,000 votos sobre el derechista Rómulo Roux lanzó su primera advertencia al mandatario estadounidense Donald Trump.

    Cortizo advirtió a Washington “prestar más atención a Centroamérica” o atenerse a un mayor avance de China, que ha ganado apoyo diplomático y ha aumentado la inversión en la región en los últimos años.

    “Nosotros requerimos, y lo hemos solicitado, que miren más a la región (...) no solamente a Panamá”, afirmó Cortizo, cuyo Gobierno será examinado de cerca tanto por Pekín como por Washington.

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    Cortizo asumirá la presidencia de panamá el próximo 1 de julio, sucediendo a Juan Carlos Varela

    Y es que Nito Cortizo, como se conoce al empresario ganadero de 66 años, será el que decide si su Gobierno concluye las negociaciones con China de un tratado comercial, que es el aspecto más visible de una nueva relación que incluye más de 20 acuerdos, o si continúa estrechando sus relaciones con su principal aliado, Estados Unidos, estiman analistas.

    Guerra comercial.

    Estados Unidos y China, que se encuentran al borde de una guerra comercial, son los principales usuarios del Canal de Panamá, ruta marítima por la que pasa un 5% del comercio marítimo mundial.

    “El nuevo Gobierno intentará mantener tranquilo a Estados Unidos y, al mismo tiempo, seguir aprovechando la relación con China en beneficio de los sectores económicos que representa”, analizó Carlos Guevara-Mann, profesor de Relaciones Internacionales de la Florida State University en Panamá.

    “Este intento entraña un gran desafío y solo podrá realizarse en tanto Estados Unidos no presione a Panamá para que cierre las puertas a China”, añadió.

    Estados Unidos, que operó el Canal desde su construcción en 1914 hasta el 31 de diciembre de 1999, ha tenido gran influencia sobre Panamá en el último siglo.

    Pero la presencia china inquieta a Washington, que ya ha advertido al Gobierno panameño sobre los supuestos riesgos y peligros de ese acercamiento.

    En una visita a Panamá en octubre pasado, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, alertó al Gobierno de Juan Carlos Varela sobre los riesgos que puede suponer hacer negocios con el gigante asiático, al que los norteamericanos tildan de corrupto y opaco.

    Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones de Panamá y el principal proveedor de productos terminados del país centroamericano.

    De las 148 empresas multinacionales instaladas en Panamá, bajo el régimen especial SEM, 31 son de EEUU, que es el primer usuario de la vía interoceánica.

    “Tener relaciones con China no debe significar disminuir las relaciones con Estados Unidos”, dijo el economista panameño Adolfo Quintero, una opinión que también comparte el internacionalista Miguel Antonio Bernal, quien criticó el manejo de las relaciones con esos dos gigantes mundiales.

    La actitud de Estados Unidos frente a la expansión china obedece “a que está defendiendo sus intereses y sus puntos de vista. La tragedia es que nosotros no hemos sabido defender los nuestros”, y el “entreguismo” ha marcado la relación tanto con EEUU como China, opinó Bernal.

    “No hemos sabido ni con EEUU ni con China actuar con la dignidad que corresponde a un Estado que tiene una responsabilidad internacional tan trascendente como es el canal interoceánico”, sostuvo el exprecandidato presidencial independiente.

    Bernal añadió que el Gobierno de Varela estableció las relaciones con Chinas “a espalda del pueblo”, lo que queda en evidencia con “firmar 27 acuerdos, muchos de los cuales no se sabe qué contienen”.

    Intereses.

    Desde las nuevas relaciones diplomáticas, las empresas chinas se han adjudicado multimillonarios contratos en Panamá, como una terminal de cruceros o el cuarto puente sobre el Canal de Panamá, una obra de 1,420 millones de dólares.

    También está en estudio un polémico proyecto para la construcción de un tren por más de 4,000 millones de dólares que uniría la capital panameña con la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, el primer país centroamericano que abrazó a China en 2007.

    Pekín busca que Panamá se convierta en un punto de conexión logístico para la expansión de su comercio, inversiones y diplomacia en Latinoamérica.

    A su vez, Panamá espera de China inversiones millonarias en infraestructura y la posibilidad de acceder al mercado de la segunda economía del mundo. Por otro lado, Panamá y Estados Unidos comparten programas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, el lavado de dinero y la migración ilegal.

    “Estados Unidos ha sido, es y seguirá siendo un socio histórico para Panamá. Es nuestro aliado y nuestro principal socio comercial”, dijo la vicepresidenta y canciller panameña, Isabel de Saint Malo.

    La relación con China también “tiene una base sólida” fundamentada en “temas relevantes para ambos países”, evaluó De Saint Malo.

    “Si bien la agenda con los Estados Unidos es y siempre ha sido una prioridad para Panamá, nuestra relación con China no va en detrimento de ello”, afirmó. Cortizo indicó que expresó al embajador chino en Panamá su interés en avanzar en el comercio bilateral, pero que cualquier acuerdo tendría que servir a ambos países.

    El nuevo mandatario, quien dimitió como ministro panameño de Desarrollo Agropecuario entre 2004 y 2006 durante el Gobierno de Martín Torrijos, por considerar que Panamá no debía aceptar el relajamiento de las normas sanitarias que, a su juicio, imponía el TLC con Estados Unidos, ahora manifiesta que ese acuerdo hay que “respetarlo”.

    Amante de la ganadería de alta genética -asegura que él mismo ordeña, vacuna y desparasita a sus reses-, Cortizo repite con insistencia que va a “rescatar y transformar a Panamá”.