Majuro, Islas Marshall.
El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga abandonó ayer en avión las Islas Marshall, donde llegó hace 12 días, rumbo a Hawaii, la primera etapa de su regreso a casa tras más de un año a la deriva en el océano Pacífico.
El pescador (37), que afirma haber sobrevivido 13 meses en el océano, obtuvo previamente el visto bueno de los médicos para poder viajar después de recuperarse con dificultades de su experiencia, que le llevó a un lejano atolón de este archipiélago.
Antes de subirse a un avión de la compañía United Airlines, Alvarenga agradeció al presidente de las Marshall, Christopher Loeak, el respaldo desde su llegada.
“Agradezco al pueblo de las Islas Marshall todo lo que ha hecho por mí durante mi estancia”, dijo el pescador a través de un intérprete. Loeak obsequió un collar al náufrago.
Trayecto
Alvarenga llegará a Hawaii hoy martes, se dirigirá luego a El Salvador para reunirse con su familia, que durante mucho tiempo lo dio por muerto.
El trayecto desde el archipiélago estadounidense hasta su país natal lo hará posiblemente por la costa oeste de Estados Unidos. Desde que llegó a Majuro en una pequeña lancha, Alvarenga ha estado varias veces en el hospital por problemas de deshidratación, y para recuperarse de las consecuencias de haber estado meses -según relató- comiendo pájaros y pescado crudos y bebiendo sangre de tortuga y su propia orina.
Alvarenga, el que salió a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico en diciembre de 2012, apareció el pasado 30 de enero en las Marshall, a una distancia de 12,500 kilómetros.
Su compañero de pesca Ezequiel Córdoba (23) murió cuatro meses después de haber salido de la costa mexicana, según explicó Alvarenga la semana pasada.
A su llegada al archipiélago, el salvadoreño sorprendió por su aspecto relativamente saludable, aunque desde entonces se quejó de dolores de espalda y en las articulaciones.
Franklyn House, un médico estadounidense retirado que vio a Alvarenga la semana pasada, explicó haber visto “muy retraído” y aseguró que probablemente sufre estrés postraumático, consecuencia de su experiencia en el mar. AFP