Su labor en defensa de los derechos de los migrantes le ha convertido en una de las voces más respetadas de México.
La semana pasada, el padre Alejandro Solalinde (Texcoco, 1945) denunció que los migrantes son ahora objetivo de mafias de traficantes de órganos.
Mire, yo esto lo vengo viendo desde 2007. En Michoacán o en Oaxaca, camiones refrigeradores fueron interceptados y luego no se supo nada más. El año pasado, en EUA, me enteré que el FBI había iniciado una investigación.
Agentes me comentaron que habían hechos algunas capturas, que cuentan con testigos protegidos y que habían descubierto que hay bandas bastante sofisticadas operando en el norte de México.
Van buscando familias, los grupos de hombres no les interesan. Les engañan ofreciéndoles alojamiento y comida. Luego, los separan como si fueran animales en un corral. Y, según los pedidos, les extraen lo que necesitan sacrificándolos con una inyección que no afecta a los órganos. Muchos no son médicos pero han aprendido a extraer. Los restos los queman.
En muchos casos, se ha observado que han falsificado papeles para que constaran como una donación. Se necesita una infraestructura importante para hacer eso. No estamos hablando solo de médicos sino también de funcionarios públicos.
Investigaciones periodísticas han revelado que los primeros fueron el jefe de los Caballeros Templarios, Enrique Plancarte Solís, y su sobrino antes de ser capturados. Los Zetas también se habrían interesado.
Es una actividad mucho más productiva y segura que los secuestros masivos, por ejemplo. Por un secuestro, pueden sacar entre $3,000 y $7,000 por migrante. Por un órgano hasta $100,000.
Por lo que vemos, los que han sufrido más desapariciones son los guatemaltecos y los hondureños aunque estos últimos se llevan la peor parte. Los guatemaltecos suelen viajar con más dinero y han tejido una red de alianzas en México que les protege más, sobre todo porque tienen más familiares. Los hondureños, en cambio, son la presa ideal para los traficantes de órganos, especialmente los menores que viajan solos.
Nuestra red tiene contabilizadas unas 10,000 desapariciones desde 2006. El 40% podrían ser hondureños. Esto es un holocausto y México es tan corrupto que difícilmente podemos separar lo que es el gobierno del crimen organizado.