En un año poco halagüeño, los accidentes, un escándalo de corrupción y la polémica por el viaje del rey a Botsuana han afectado la imagen de una familia real española que presume de su popularidad.
El último sobresalto fue la caída del rey Juan Carlos (74), el viernes durante una cacería, donde se partió la cadera derecha. El monarca tuvo que ser operado el sábado en Madrid y se le colocó una prótesis.
Los médicos aseguraron que “la evolución del paciente es satisfactoria”. “Está muy animado y pronto estará plenamente recuperado para volver a sus actividades”, abundó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Las circunstancias del accidente han levantado cierta indignación en una España azotada por la crisis económica. Según la prensa, don Juan Carlos viajó a Botsuana a una cacería de elefantes. En diciembre un escándalo de corrupción implicó su yerno Iñaki Urdangarin, quien tuvo que prestar declaración ante el juez en febrero.
Esta semana, el nieto mayor del monarca, Felipe Juan Froilán Marichalar de Borbón, de 13 años, se disparó accidentalmente en el pie derecho mientras manejaba una escopeta, una práctica prohibida en España a los menores de 14 años.
