La película siria 'Está lloviendo en Homs' se filmó durante el verano de 2014. Cuenta la historia de dos hermanas que regresan a su ciudad natal en busca de su hermano desaparecido.
El equipo filmó durante 100 días entre las ruinas, tres meses después de que los rebeldes fueran expulsados de la ciudad por las fuerzas del régimen. Para el director, Joud Said, ganador del premio a la Mejor Película Árabe en el Festival de Cine de El Cairo, las ruinas de Homs fueron más que un simple decorado.
'Estas ruinas muestran lo que nosotros, como seres humanos, somos capaces de hacer en términos de destrucción material. Al mismo tiempo, cuentan la historia de la ciudad y de sus residentes que se han desperdigado y han desaparecido. Así que es una forma de transmitir sus recuerdos, sus nombres, sus lágrimas y su dolor', indicó Joud Said, director sirio.
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Homs, antes conocida como 'La capital de la revolución' por los oponentes del presidente Bashar al Asad, está ahora en manos del ejército. Y a pesar de los escombros a los que ha quedado reducida, es una fuente de inspiración para muchos artistas. Yara Issa es pintora. Natural de Homs, tuvo que mudarse a Damasco cuando su casa fue destruida.
'Viví y crecí en Homs. He visto la destrucción de la ciudad con mis propios ojos y he percibido cómo ha afectado a la gente allí, a los desplazados, las personas que fueron asesinadas… Todas estas atrocidades se han acumulado en mi memoria y por eso mi pintura se inspira en la guerra. Empleo colores fríos para sugerir tristeza', indicó Yara Issa, pintora siria.
Otros, como el fotógrafo Jaafar Merhi, han regresado a Homs. La destrucción y los escombros sirven de fondo para sus reportajes de boda, para mostrar que el amor resiste pese a la guerra.
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'Quería que mis fotos de boda se hicieran en esta zona triste y arrasada, porque un día me gustaría enseñárselas a mis hijos para hacerles saber que, pese a toda la tristeza y la destrucción, la vida sigue', expresó Nada Merhi, novia cuyas fotos de boda se han tomado en Homs. Texto y video de AFP.
La vida sigue mientras más de 260.000 personas han muerto en Siria y la mitad de la población ha tenido que desplazarse desde que comenzó el conflicto, en el año 2011.
