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‘Karachigate’, escándalo del que Sarkozy no escapa

  • Actualizado: 27 noviembre 2010 /

Contratos de venta de armas turbios, financiación política, secretos de defensa, rivalidad en la derecha francesa y un sangriento atentado en Pakistán se entrecruzan en el llamado “Karachigate”.

    Contratos de venta de armas turbios, financiación política, secretos de defensa, rivalidad en la derecha francesa y un sangriento atentado en Pakistán se entrecruzan en el llamado “Karachigate”, un escándalo de Estado que el presidente Nicolas Sarkozy no consigue quitarse de encima.

    La justicia francesa investiga un presunto circuito financiero para la venta de submarinos a Pakistán -y fragatas a Arabia Saudita- en 1,994 que posibilitó el regreso de forma ilegal a Francia de parte del dinero, el cual habría servido para financiar la campaña presidencial del entonces primer ministro Edouard Balladur, rival de Jacques Chirac (1,995-2,007).

    El portavoz de campaña y ministro de Presupuesto de Balladur era entonces el actual presidente francés Nicolas Sarkozy.

    Durante una comparecencia de más de cuatro horas ante el juez Renaud Van Ruymbeke, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin, secretario general de la presidencia con Chirac, confirmó su muy fuerte convicción, sobre la existencia de comisiones ilegales, según Olivier Morice, abogado de las familias de las víctimas.

    Quince personas, entre éstas 11 franceses que trabajaban para la Dirección de Construcciones Navales francesasen Karachi, morían el 8 de mayo de 2,002 en un atentado, cuya instrucción está a cargo del juez Marc Trevidic.

    Van Ruymbeke se encarga por su parte de las investigaciones financieras. “He indicado al juez que en mi opinión no hay ningún vínculo entre el atentado de Karachi y el cese de las comisiones”, dijo Villepin a la salida de la audiencia que él mismo había solicitado.

    En cambio, Villepin, que en los próximos días comparecerá ante Trevidic, no declaró sobre la existencia de las retrocomisiones. El caso que amenaza con convertirse en un escándalo de Estado a tan sólo 18 meses de las elecciones presidenciales de 2012 comenzó en septiembre de 1,994, cuando Francia y Pakistán firman un contrato para la venta de tres submarinos franceses “Agosta” por 5,500 millones de francos.