Las manifestaciones multitudinarias y pacíficas que sucedieron ayer en Brasil contra la gestión de la presidenta Dilma Rousseff muestran que 'Brasil está muy lejos de golpismos', afirmó el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, quien anunció medidas para luchar contra la corrupción.
Cardozo dio una rueda de prensa para valorar las manifestaciones realizadas en decenas de ciudades de todo el país y afirmó que estas ocurrieron 'dentro del orden democrático y con el mayor absoluto respeto a las autoridades'.
El ministro afirmó que solo 'una minoría' de los brasileños defiende 'posiciones extremistas y autoritarias' y dijo que la mayoría de la población 'tiene un claro compromiso con la democracia'.
La mayor manifestación contra Rousseff tuvo lugar en Sao Paulo, donde se congregaron cerca de un millón de personas, según cálculos de la Policía Militarizada, aunque hubo protestas en decenas de ciudades de todo el país.
Miles de manifestantes pidieron un golpe militar durante las masivas protestas en Brasil.
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Rossetto dijo que las protestas contrarias al Gobierno 'son legítimas', pero señaló que 'no es aceptable' exigir el inicio de un juicio político con miras a la destitución de Rousseff, lo que fue demandado por incontables personas en las protestas.
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Cardozo admitió que la sociedad brasileña 'clama por el combate a la corrupción' y anunció que en los próximos días el Gobierno presentará un paquete de medidas para combatir este tipo de prácticas irregulares por parte de los políticos.
Las protestas se centraron principalmente contra la corrupción y hubo también críticas generalizadas a Rousseff y al Partido de los Trabajadores (PT).