Las fuerzas bahreiníes dispararon ayer contra un grupo de chiíes que ignoraron la prohibición de manifestar mientras seis líderes del ala radical de la oposición fueron detenidos, un día después de la sangrienta represión de las protestas en Manama.
Naciones Unidas denunció ayer el asalto, por la Policía de Bahréin, de hospitales y centros médicos, en “violación flagrante” de la legislación internacional.
La situación era tensa en Manama y en las localidades chiíes de los alrededores de la capital. La circulación estaba perturbada por un despliegue masivo de fuerzas del orden.
Un centenar de personas trató de protestar en el poblado de Deih, al oeste de Manama, pero la Policía disparó con escopetas y lanzó granadas lacrimógenas contra los manifestantes.
El miércoles, las autoridades habían anunciado que las reuniones, marchas y sentadas estaban prohibidas en todo el país, un día después que las fuerzas de seguridad arremetieron contra los manifestantes chiíes que efectuaban una sentada en la Plaza de la Perla en Manama, en la que murieron cinco personas.
Medidas preventivas
Ayer, bancos y numerosos comercios permanecieron cerrados en Manama, así como las escuelas, hasta nueva orden, en tanto, las tropas estaban apostadas en el distrito financiero donde se sitúan las oficinas de la mayoría de la compañías internacionales.