El primer ministro belga Herman van Rompuy y la británica Catherine Ashton, dos desconocidos en la escena internacional, fueron designados ayer primer presidente estable y jefa de la diplomacia de la UE con el cometido de aportar una voz y un rostro al bloque de 27 países.
Ashton también será vicepresidenta de la Comisión Europea. La creación de ambos puestos está contemplada en el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor en diciembre con la vocación de reforzar el peso de la Unión en el mundo y mejorar la eficacia de sus colosales instituciones.
Con Van Rompuy y Ashton, los dirigentes europeos se inclinaron finalmente por dos figuras de perfil bajo, poco conocidas incluso en Europa, que no lo tendrán fácil para medirse de igual a igual con el presidente estadounidense Barack Obama o el líder chino Hu Jintao.
Las dos nuevas figuras representarán a cerca de 500 millones de personas. Con un mandato de dos años y medio, renovable una vez, el presidente y su alto representante están llamados a reforzar la influencia de la UE en el mundo, aunque algunos responsables habían expresado su temor antes de la cumbre de que la elección de los líderes no estuviera a la altura.