En esta ciudad fronteriza estadounidense se sigue honrando a las víctimas del ataque racista contra latinos de hace dos semanas, como si cada una de ellas formara parte de una misma familia, bajo la persistente amenaza de la retórica del odio.
“Esto puede volver a pasar porque no se está reconociendo que lo que lo provocó son las armas, dentro de un discurso de odio antiinmigrante alentado por un presidente de Estados Unidos”, afirmó a Efe el psicólogo forense y criminólogo Óscar Máynez.
Para el experto, lo que hace a El Paso una de las ciudades más seguras de Estados Unidos es tener una población 85 % latina, justamente lo que llevó al joven supremacista blanco Patrick Crusius a viajar nueve horas en carretera para disparar contra quienes se encontraban en un Walmart donde los principales clientes son mexicanos.
Sépalo
El Paso se encuentra sobre el río Grande, que marca la frontera de Estados Unidos con México. El 83% de sus 680,000 habitantes son de ascendencia hispana.
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El resultado fue que terminó recibiendo una avalancha de unos 10,000 mensajes y más de 900 arreglos florales, algunos de lugares tan lejanos como Asia, según The New York Times.Y el viernes, unas 700 personas esperaron en fila bajo un calor de casi 38°C para presentar sus respetos.