Apostolos Kafchitsas, ingeniero agrónomo en Atenas, ha visto cómo le han reducido su salario de 1.600 a 1.200 euros y Dimitri, de 33 años, informático en paro reconvertido en profesor sin puesto, no ve ningún futuro en una Grecia en crisis.
Apostolos, de unos cuarenta años y padre de dos pequeñas de 4 años y 19 meses, estima que la crisis de la deuda, que ha obligado al Gobierno a tomar medidas de austeridad sin precedentes en Grecia, ha afectado a todo el mundo.
'Todo cambia todos los días, incluso nuestros empleos que estaban protegidos ya no lo están, todo el mundo se preocupa', dice a la AFP. 'La hermana de mi mujer se prepara para mudarse a Chipre'.
Reflexiona sobre las medidas tomadas por el gobierno para tratar de salir del círculo vicioso de la deuda que sacude a su país y a Europa entera.
'Hay que impedirles vender el país', dice suavemente. El Gobierno multiplica los acuerdos de inversión con China o Qatar para llenar las arcas del Estado y ha iniciado, a petición de los acreedores, un amplio plan de privatizaciones.
Más bien de izquierdas pero sin pertenecer a ningún partido, Apostolos pide, como ciudadano, pide supervisar la gestión de la deuda.
'Me gustaría que hubiera un comité que trabajara para saber exactamente cuánto debe el país y a quién', subraya.
'El Gobierno nos dice que la deuda aumenta a diario, pero no entendemos nada, es el pueblo el que tiene que hacerlo, el Gobierno está formado por marionetas, ya no representan al país', lanza furioso.
'Por supuesto que tengo miedo', añade. 'Sé lo que ocurrió en Argentina hace 10 años', cuando el país se declaró en suspensión de pagos y abandonó la paridad con el dólar.
Dimitri, antiguo analista programador reconvertido en profesor, está en paro. La empresa que le empleaba quebró al principio de la crisis.
En una Grecia en la que la tasa de desempleo oficial es del 16,3% -los sindicatos estiman que la tasa real se sitúa en el 23%- cuando se presenta para un empleo, se encuentra frente a '9.000 hojas de vida'.
'He hecho remplazos como profesor, pero no he obtenido ningún puesto al inicio de las clases, espero poder tener uno de aquí a unos meses', dice.
Mientras, cobra 400 euros mensuales del paro que dejará de recibir dentro de cuatro meses.
'La gente dice que las cosas serán más fáciles dentro de unos diez años en Grecia... es muy difícil oír eso. Tengo 33 años, tendré 43'.
De momento, va tirando de sus ahorros y de los de su familia, porque su alquiler es de 500 euros mensuales. Con el tiempo, no ve otra solución que dejar el país.
Dimitri participa en una operación de contratación organizada por la embajada de Australia en Grecia, para emigrar a Australia: 'Mi CV ha sido seleccionado', dice.
'¡Cuando pienso en todo lo que hemos hecho para tener diplomas, para estar listos...!', suspira. 'No es mi generación la que ha creado esta deuda, y aunque la volvamos a escalonar, eso supondría que gente que todavía no ha nacido tendrá que pagar de nuevo dentro de 30 años'.
En los años 50, cientos de miles de griegos abandonaron el país, arruinados tras la Segunda Guerra Mundial, para emigrar sobre todo hacia Australia y Estados Unidos, que cuenta con una importante diáspora griega.