El rey Juan Carlos de España afirmó, en un gesto sin precedentes, que lo siente y que se equivocó con su viaje de caza a Botsuana, en el que sufrió una fractura de cadera de la que fue intervenido el sábado en un hospital madrileño que le dio el alta ayer.
“Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”, dijo compungido Juan Carlos I al abandonar el hospital San José de Madrid en el que fue operado, visiblemente afectado por la polémica surgida en torno a su viaje en un momento en que España atraviesa una grave crisis económica.
El monarca (74) y que hizo estas declaraciones con semblante muy serio, aseguró estar mucho mejor. “Deseando retomar mis obligaciones”, dijo.
“Es absolutamente nuevo. En toda la historia no ha habido un episodio, que yo sepa, donde un rey pida disculpas por su comportamiento”, dijo Antonio Torres del Moral, catedrático de derecho constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y experto en realeza.
El rey había sido dado de alta, poco antes, por los médicos que lo trataron, al considerar que “después de un postoperatorio muy satisfactorio ha conseguido plena autonomía para los movimientos cotidianos”, según el parte leído al mediodía por el director gerente del hospital, Javier de Joz. Juan Carlos había sido intervenido el sábado para colocarle una prótesis tras una fractura de la cadera, que se produjo el viernes en Botsuana, donde se encontraba para una expedición de caza mayor.
Duras críticas
El hecho de que el monarca, que fue repatriado de urgencia, se encontrara cazando elefantes en un momento en que España atraviesa una dura crisis económica fue el centro de una amplia polémica en España.
La controvertida cacería en Botsuana, a la que, según el diario español El Mundo, el monarca fue invitado por el magnate hispanosaudí Mohamed Eyad Kayali, que suele actuar como representante de la casa real saudí en España, llegó además cuando todavía sigue muy vivo el escándalo por la imputación en un caso de corrupción de Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, hija del Rey.
La declaración de Urdangarin ante el juez en diciembre había llevado al monarca a afirmar en su discurso de Navidad que “todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar”, por lo que su viaje ha podido suponer un rudo golpe a su imagen.
“Ha hecho bien el Rey porque su comportamiento no había sido ‘ejemplar’, que es la palabra que él utilizó en su discurso de Navidad y la opinión pública se le estaba volviendo en contra, cosa que era preocupante”, afirmó Torres.
“La opinión pública es sumamente decisiva en la monarquía española”, donde se reconoce al rey como motor de la transición a la democracia, pero no por un especial sentimiento monárquico, explicó Torres.
Uno de los ponentes de la Constitución Española, Gregorio Peces-Barba, consideró un “error” el viaje del monarca, al igual que hicieron varios partidos políticos en los últimos días.
El líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, llegó a sugerir la abdicación, al afirmar que “ha llegado el momento en que la Casa Real se plantee, en este caso, el jefe del Estado, que tiene que elegir entre las obligaciones y las servidumbres de las responsabilidades públicas o una abdicación que le permita disfrutar de una vida diferente”.