Estados Unidos va a mantener las restricciones vigentes en la actualidad para los viajes internacionales a pesar de la presión de la Unión Europea (UE), cuando los casos de la variante Delta del coronavirus aumentan en el país y en todo el mundo.
'Vamos a mantener las restricciones existentes', dijo el lunes a periodistas la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
'La variante Delta, más contagiosa, se está extendiendo tanto aquí como en el extranjero', declaró.
Agregó que es probable que la tendencia del aumento de casos continúe 'en las próximas semanas', y reiteró que afecta principalmente a personas no vacunadas.
En sus últimas advertencias, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomendaron evitar viajar a España y Portugal, dos destinos populares para los turistas estadounidenses, debido al aumento de casos de covid-19.
Estados Unidos emitió la misma recomendación para Chipre una semana después de hacer lo propio con los viajes a Gran Bretaña, el principal destino internacional para los estadounidenses después de México y Canadá en 2019.
Al ser consultada sobre cómo ayudarían las restricciones de viaje, Psaki sostuvo que 'la variante dominante en Estados Unidos' es la Delta, por lo no cree que 'tener más personas que tengan la variante Delta sea el paso correcto'.
Estados Unidos ha restringido los viajes desde la UE, Gran Bretaña, China e Irán desde hace más de un año debido a la pandemia, y luego agregó otros países, incluidos Brasil e India.
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En junio, la Unión Europea se abrió a los viajeros de Estados Unidos, exigiendo generalmente certificado de vacunación o pruebas negativas al virus, bajo la presión de naciones dependientes del turismo como Grecia, España e Italia, que temían otro año problemático.
Los líderes de la UE han pedido a Estados Unidos que muestre reciprocidad y el 15 de julio el presidente Joe Biden aseguró que tendría una respuesta sobre el tema 'en los próximos días' después de los llamamientos de la canciller alemana, Angela Merkel.
Estados Unidos hace excepciones generalizadas, incluyendo a estudiantes, académicos, periodistas y empresarios, pero los líderes europeos se han quejado de que las regulaciones incomodan a la gente común y obstaculizan el comercio transatlántico.